DEPORTES
“Los gobiernos debieran hacer más para proteger al deportista común”
Un especialista en antidoping ratificó que el tráfico de anabólicos y esteroides está controlado por organizaciones criminales.
Por Pablo Vignone
Desde Copenhague
Las mafias que manipulan el deporte no sólo se llenan de dinero arreglando resultados de partidos, controlando las apuestas deportivas o manejando las carreras de algunas estrellas, sino también, como denunció ayer el especialista italiano Sandro Donati en la conferencia Play the Game, que se está llevando a cabo con sumo éxito en esta ciudad, con el control del tráfico ilegal de anabólicos y esteroides que utilizan no solamente los atletas que hacen del doping su autopista hacia el éxito, sino también los fisicoculturistas y otros atletas que practican deporte en forma amateur. “El Comité Olímpico Internacional tiene que dedicarse a perseguir el doping en el deporte de alta competencia, pero los gobiernos debieran hacer más para proteger la salud de la gente común que practica deporte.”
Donati, un ex entrenador de atletas en Italia que trabaja para el Comité Olímpico Italiano (CONI) desde hace más de una década en investigación antidoping, trabajó durante tres años para la Dirección Antimafia italiana, estudiando reportes oficiales para establecer patrones de tráfico de esteroides anabólicos y concluyó que en su país “está en manos de organizaciones de tipo criminal, como la Camorra o la Ndragheta”, y que la mayor parte del tráfico internacional es controlado por 70 familias de la mafia rusa.
“La Agencia Mundial Antidoping (WADA) comenzó bien su historia en 1999, pero ahora se precisan más resultados –opinó–. Tendría que tener una sección para combatir el tráfico ilegal de anabólicos. Porque no podemos tener como imagen del deporte solamente la de los atletas de la alta competencia.”
Según Donati, el 25 por ciento del tráfico de esteroides anabólicos se realiza a través de Internet “y en dos años el nivel podría alcanzar al 50 por ciento”. Recientemente, la DEA desbarató una operación “que involucraba a más de 200 websites que ofrecían anabólicos”.
El poder público está perdiendo la batalla, asegura el especialista. “En 1993, diecinueve países apoyaron la creación de una policía internacional dedicada a combatir el doping, pero se perdió una oportunidad magnífica. La Interpol precisa tener una división dedicada a ello. Tampoco la Organización Mundial de la Salud trató de impedir la sobreproducción de drogas por parte de la industria farmacéutica.”
Ese tráfico internacional manejado por organizaciones criminales vinculadas con el deporte llega a límites insospechados. “En Irak, el servicio postal de los Estados Unidos empezó a devolver paquetes porque las direcciones eran incorrectas. Los paquetes contenían dosis de anabólicos esteroides y estaban destinados a soldados estadounidenses destacados allí, de entre 18 y 20 años”, relató el italiano. “Se vio que ocupaban la mayoría del tiempo libre en el gimnasio, levantando pesas. Pero el daño que les producen los anabólicos no es sólo físico, sino también, en la situación en la que están, de tipo psicológico.”
Donati vinculó también a Arnold Schwarzenegger, el actual gobernador de California, “que nunca renegó de haber consumido anabólicos”, con organizaciones vinculadas al tráfico de ese tipo drogas, como la familia Gambino, en los Estados Unidos. “Protagonizaba filmes de fisicoculturismo que eran la mejor propaganda para el consumo.” La familia no sólo producía ese tipo de películas. “Invirtieron en el filme Garganta profunda, que terminó siendo el mayor éxito de recaudación ¡de toda la historia del cine pornográfico!”