CONTRATAPA
Patti-Velaztiqui
Por Osvaldo Bayer
Ya nos estamos acercando a las soluciones. Mientras se apalea al vecindario de Padelai y se desaloja a patadas y rodillazos a los vendedores ambulantes de Retiro, se preparan los candidatos que supimos conseguir. Es una delicia oír al candidato Patti por radio. Firmeza, dureza, preparado a todo. Ah, macho. Es lo que necesitábamos. Ya van a ver cómo la urna se le va a llenar de votos. Y si no que lo diga la escritora Poldy Bird. Fue un gusto escuchar a la señora intelectual verdaderamente soñar por micrófono con el subcomisario. Se fue entusiasmando, se arrellanaba en algo blando porque le salían pequeños grititos de satisfacción y la palabra clave: seguridad, seguridad. “Con Patti por fin lograremos seguridad” y se le escapaban risitas que demostraban su confianza en ese subcomisario del gatillo fácil, sí, pero querible. No pregunta antes de disparar, dispara. Y disparó en la forma más brutal y asesina contra dos prisioneros políticos a los cuales antes les habían hecho probar lo que puede una picana, un puño, una trompada, una patada en los testículos, un palazo en el rostro, un palo de punta allí mismo. Lo salvó la Obediencia Debida y el Punto Final, si no hoy estaría detrás de las rejas por los siglos de los siglos. Ese es Patti, nuestro gobernante con más futuro. Nos habló la escritora, modulando la voz que caía en bajos romanticistas y agudos de algarabía, que en Escobar, donde Patti gobierna, se acabaron los negros, los chorritos, los pedigüeños, los macaneadores, los marxistas, los anarco-revolucionarios, los piojos, los mosquitos y las cucarachas. Patti, Patti. Se asoma el sol. Oíd mortales el grito: Patti, Patti, gobernador, gobernador.
Después de escucharlos a Patti, y a la señora Poldy Bird, ya no quedan dudas cartesianas. La fuerza, sí, la violencia es la única razón. Patti, Patti, es como si se gritara el nombre del club favorito. Ya está. (Es un tierno, todos recuerdan emocionados cuando dijo públicamente: antes de interrogar a un chorro, le doy una patada en el traste. Qué fino ese señor. Fíjese qué palabras de diccionario, palabras de sociedad fina, del té a las cinco de la tarde en el country. Hasta los chorros en Escobar tienen traste y no culo.)
Es una pena que el sargento Juan de Dios Velaztiqui haya sido condenado, pero confiemos en que Jaunarena y Alfonsín propongan otra Obediencia debida y Punto Final. Porque los méritos son iguales. Patti con una ráfaga terminó con los prisioneros en tiempos de la Desaparición de Personas. Velaztiqui, con precisos balazos terminó con tres muchachos al parecer maleducados, en cuestión de segundos. ¿Qué diferencia hay? ¿Por qué uno gobernador y el otro cárcel? Además Velaztiqui le lleva la ventaja a Patti de que es de la Federal. Un escalón superior. Ese dúo dejaría limpio no sólo Escobar, la zona de los countries, sino, seguro, todo el Barrio Norte, Martínez, San Isidro y mucho más, mucho más donde nuestra clase “acomodada” (lindo término, suave) va a descansar. Estamos seguros de que descubrirían enseguida que quien mató a María Marta fue un vendedor de helados de origen coreano. Patti-Velaztiqui Juan de Dios, un predestinado con ese nombre, traerían tranquilidad para que el capital extranjero vuelva a derramar sus bendiciones en suelo argentino, principalmente en la Patagonia.
Pero si con ellos no va, lo tenemos a Rico, teniente coronel de la Nación. Claro, ya es otra cosa. Rico es del Ejército argentino y no de la Bonaerense como Patti. Pongamos las diferencias. Sólo en este bendito país argentino un militar que dio un golpe contra la democracia puede ser ahora candidato de la democracia. Tenemos originalidades. Rico no sólo se levantó contra el gobierno constituido sino que además es el culpable de la muerte de un soldado y el que obligó a Alfonsín a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Y hoy es candidato de la democracia. Sí,somos los dueños del realismo mágico, o somos los eternos candidatos a la cachetada.
Rico-Patti, o Patti-Rico, sería la formula ideal, por lo menos para los countries. Pero últimamente está surgiendo otro nombre para acompañar la fórmula al teniente coronel del ejército de San Martín. Se llama Gastón Gabriel Somohano, y fue el oficial de la Policía Federal que –con otros doce miembros del cuerpo– obligó a tirarse al Riachuelo a tres muchachos, quienes al parecer estaban haciendo ruido en la noche. Después de darles una paliza feroz, y de robarles treinta pesos que llevaban en sus bolsillos, los arrojaron a las aguas del Riachuelo y así pereció Ezequiel Demonty. Antes de empujar a Ezequiel, el oficial Somohano le gritó: “¡No me mirés negro de mierda!”, una típica frase de nuestras organizaciones policiales para ayudar a disciplinar esta sociedad. Creemos que Somohano, por su fuerza de decisión, podría acompañar a Patti o a Rico. O mejor, el padre del oficial Somohano, el comisario Osvaldo Somohano, que fue jefe de la Bonaerense, y que tiene un libro filosófico sobre la represión, editado nada menos que por la editorial Santiago Apóstol, donde sostiene este principio fundamental de la ética argentina: “Cuando hay represión es porque hay un motivo fundado”. Claro, fundamental, es como aquel principio famoso de “Yo tiro primero y después pregunto”. Somohano en su libro sostiene esta verdad de a puño que Patti y sus admiradores ya están poniendo en su lugar. Dice: “En principio, las autoridades del gobierno (después de 1983) nos quisieron arrancar el orgullo de ser policías y haber participado en acciones heroicas en defensa de la patria. Nos presentaron ante la sociedad como asesinos, perseguidores de trabajadores y hasta secuestradores de niños”. Qué injustos. Pero que no se queje, los radicales inmediatamente aprobaron Obediencia Debida y Punto Final para los desaparecedores.
Un hombre que escribe como el comisario Somohano tiene futuro político en tierras argentinas. Porque dentro de todo fueron los uniformados quienes hicieron desaparecer a los perturbadores y defendieron el sistema de Martínez de Hoz.
Señoras y señores, ciudadanos, voten por Patti-Velaztiqui o por Rico-Somohano, y podrán vivir tranquilos. Sólo así se acabará la joda. Y se podrá vivir bien en los countries. De ahí va a surgir el movimiento renovador en la Argentina. Y si no pregúntenselo a la intelectual Poldy Bird, quien enseña a nuestros niños.
Pero claro, no nos olvidemos que también lo tenemos a Menem –socio electoral de Patti–, quien acaba de matar en Santiago del Estero a un ciervo de una cornamenta de 36 guampas. Somos campeones mundiales también en eso. Imbatibles. El mismo Menem dijo al día siguiente ante empresarios y custodias: “Voy a saturar la Argentina de fuerzas de seguridad”. Claro, es la máxima filosofía, ya lo decía Sócrates en sus libros.
Tuve aquí que interrumpir la nota porque me tocaron el timbre. Es un pibito bien morocho de unos cinco años, que me mira con unos ojazos bien del Norte y me dice: “Papel, cartón”.
Entre los diarios viejos que le llevo, uno anuncia la superbomba de George W. Bush, la HPM que puede freír cualquier aparato eléctrico en cientos de metros a la redonda. Hasta los hospitales van a pagar las consecuencias.
Poldy Bird debe haber tenido una sensación terminal de gozos paradisíacos.
Bush, Menem, Patti, Rico, Somohano, Velaztiqui, una sola línea. Seguridad.
Los niños argentinos tocan el timbre para pedir papel.