CONTRATAPA

El papel de las empresas sociales

Por Alcira Argumedo*

Si se establece una relación entre diferentes informaciones publicadas en los últimos días, surge la posibilidad real de encontrar una salida a la catástrofe que enfrenta la Argentina. Porque más allá de las pequeñas variaciones positivas que muestren los índices de desempleo o pobreza, las cifras indican que estamos ante una catástrofe y se debe actuar en consecuencia. Si un 54,7 por ciento de la población está bajo la línea de pobreza y de ellos un 26,3 por ciento en la indigencia, la disminución en uno o dos puntos porcentuales no es para alegrarse demasiado. Con la desocupación sucede algo similar: las cifras bajaron desde el 17,8 por ciento al 15,6; pero si se reconociera como desocupados a quienes reciben planes Jefas y Jefes de Hogar –equivalentes a 50 dólares mensuales– los niveles subirían al 21,4. Por lo demás, la mayoría de los nuevos puestos laborales son en negro, en el sector informal de la economía. Nadie niega que los planes Jefas y Jefes han permitido aliviar mínimamente situaciones angustiantes, pero es hora de pensar estrategias a corto y mediano plazo que permitan crear fuentes legítimas de trabajo y un sensible aumento de los ingresos.
Esto se vincula con una segunda información: la fábrica recuperada Zanello, de Córdoba, productora de tractores, acaba de recibir el Premio a la Innovación Tecnológica en la Exposición Rural, por la creación del primer tractor a gas líquido de petróleo que es único en el mundo. Cuando comenzaron en el 2001, los trabajadores no tenían ni arandelas en la fábrica y mucho menos recursos económicos; pero la creatividad del pensamiento colectivo y los valores solidarios entre trabajadores, técnicos, ingenieros y aun los futuros compradores, les permitió en sólo dos años transformarse en un ejemplo de producción de avanzada. El Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas –empresas que en la actualidad dan trabajo a 12.000 personas y facturan 100 millones de dólares– calcula que con un aporte de 3000 pesos por puesto de trabajo sería suficiente para lo inmediato de cada recuperación. Entre otras posibles recuperaciones mencionan la planta de Noel en Mendoza, con 600 personas; el taller de vías en Los Hornos, con 180; la fábrica Fader de motocompresores para equipos de frío con 360; el frigorífico Santa Elena de Entre Ríos con 900.
Una tercera noticia nos dice que las privatizadas reclaman 17.000 millones de dólares por las pérdidas sufridas como consecuencia de la devaluación y el congelamiento de las tarifas. Sin profundizar en los temas de la corrupción y los abusos, de los cuales fueron beneficiarias privilegiadas, ciertos cálculos entre las cifras respectivas permiten dar cuenta de las opciones políticas de fondo que enfrenta nuestro país. Y esto se relaciona con la quinta información, brindada por el Wall Street Journal, donde señala a los banqueros de inversiones, brokers y gerentes de fondos como responsables de “uno de los colapsos económicos más espectaculares de la historia moderna”: precisamente, son quienes ahora presionan para una negociación de la deuda en los términos que llevaron a ese colapso, con el FMI a la cabeza. El problema de la deuda externa y el de la política hacia las privatizaciones requerirían de un debate riguroso que no puede saldarse con meras quitas o decisiones de no recuperar para el sector público sectores estratégicos de la economía, como los recursos energéticos, las AFJP, las telecomunicaciones y otras áreas. Porque la clave de la superación de la crisis argentina supone contar con recursos; y todos sabemos que los recursos imprescindibles están hoy en manos de los grandes beneficiarios de las políticas de saqueo.
El diseño de un amplio plan de creación de empresas sociales de calidad en todo el país –recuperadas o nuevas– para el sector rural, industrial, comercial y de servicios, siguiendo el ejemplo de las empresas recuperadas, permitiría revertir en un plazo relativamente corto el dramade la desocupación. Si en lugar de los 3000 pesos por puesto de trabajo solicitados por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas se otorgaran 10.000 pesos, el ingreso de tres millones de trabajadores en ese tipo de empresas significaría un aporte de 30.000 millones de pesos; es decir 10.000 millones de dólares. En síntesis, con un equivalente al 58 por ciento de los 17.000 millones de dólares que piden sólo las privatizadas como compensación por sus “pérdidas” sería posible solucionar una parte mayor del desempleo y la pobreza, dinamizando la economía gracias a un círculo virtuoso de aumento del consumo interno. A la Argentina le sobran talentos en sus universidades nacionales, en las regionales de la Universidad Tecnológica, en los nucleamientos sectoriales que tienen estudios o propuestas específicas y especialmente en los movimientos sociales y en esa inmensa masa de compatriotas que han demostrado la eficiencia y la potencialidad de las soluciones colectivas, de la cooperación, de la solidaridad. Por lo demás, las nuevas modalidades participativas de organización de los procesos de trabajo son similares a los avanzados círculos de calidad, que desplazan las tradicionales formas verticalistas y segmentadas –típicas de la Revolución Industrial– de acuerdo con los requerimiento de la Revolución Científico-Técnica, y también muestran el carácter anacrónico y parasitario de las antiguas patronales. Comencemos a enfrentar en serio el tema de la pobreza y la desocupación, porque antes o después el Gobierno y esta dolorida sociedad deberán optar acerca del destino de los recursos.

* Socióloga.

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