ECONOMíA
El establishment añora los tiempos en que la Rosada era terreno propio
El Precoloquio de IDEA, en Tucumán, fue la expresión de la preocupación empresaria por un gobierno que no responde a sus reclamos con la inmediatez de los anteriores. Suba de tarifas, privilegios a inversores y hasta libertad de mercado en el menú de reclamos.
Por Raúl Dellatorre
Hubo reclamos de ajuste de tarifas, quejas porque el Gobierno no los recibe y hasta recomendaciones de retornar al camino de la economía de libre mercado, privilegiando el buen trato a los inversores para “restablecer la confianza”. El Precoloquio de IDEA, realizado en San Miguel de Tucumán, reflejó las preocupaciones del establishment empresario ante un gobierno que, por primera vez en más de una década, les resulta ajeno.
Oscar Vicente, presidente del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina, aseguró 24 horas después de entrevistarse con el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, que las empresas de servicios públicos deberían esperar a que se termine de anudar un acuerdo con el FMI antes de iniciar las negociaciones por los incrementos tarifarios. El ejecutivo petrolero consideró “fundamental” la obtención de un acuerdo para que retorne la inversión al país y señaló que no le preocupa “el frente político del gobierno”, con relación a temas como la situación de los militares y la Corte Suprema. “El acuerdo es clave para asegurar el flujo de capitales con los que contará Argentina en los próximos años y sin eso no se puede hablar de nada”, afirmó Vicente.
El planteo de los popes empresarios no consigue el eco que tuvo en los ámbitos oficiales en la última década y media, tanto durante el menemismo como con el gobierno de la Alianza. La demanda de atender el interés de los inversores está chocando con la postergación, por parte del gobierno, de una respuesta a los acreedores privados para salir del default y el rechazo al reclamo de ajustes de tarifas. Por otra parte, durante el encuentro empresario en Tucumán se reiteraron los pedidos de mayor atención por parte de las autoridades a la visión del establishment.
Miguel Kiguel, designado para presidir el próximo Coloquio de IDEA, sostuvo una postura similar. “Falta una visión clara de hacia dónde vamos –remarcó–; nuestra tragedia consiste en el cambio permanente de las reglas de juego; no está en claro cuáles serán ellas para los próximos años. Urge definir qué se hará, por ejemplo, con la reestructuración de la banca, con la reforma impositiva y con las privatizaciones”, enfatizó en tono de reclamo el ex secretario de Financiamiento de la última etapa del gobierno menemista.
Kiguel consideró posible que este año se alcance un crecimiento del 5,5 por ciento, pero advirtió que “la gran pregunta” es si esa recuperación “se traducirá en un crecimiento sostenido, para que los inversores comiencen a recuperar confianza e inviertan en la Argentina”. Volvió, así, a un debate central en cuanto a la estrategia de desarrollo económico: si apostar como motor de la economía a la oferta recreando condiciones favorables a la inversión, o a la demanda por vía de alentar la redistribución del ingreso y el consumo.
Pese a la década larga de ensayo neoliberal y sus resultados, el Precoloquio de IDEA en Tucumán fue la oportunidad para una nueva puesta en escena del proyecto. Kiguel afirmó que “es importante tener un modelo económico razonable que ayude a la inversión del sector privado” y opinó que “para eso, el único camino que existe es la economía de mercado que están adoptando la mayor parte de las economías del mundo”.
El ex titular del Banco Hipotecario no se olvidó de los pobres y los desempleados. “La mejor forma de ayudar a terminar con el problema es el crecimiento sostenido, que sólo es posible si contamos con altos niveles de inversión”, insistió.
El reclamo al Gobierno para que abra canales de diálogo con el empresariado nacional fue una constante del encuentro. Kiguel lo expresó en sus propias palabras, al considerar que el país cuenta ahora “con un gobierno con sello propio” pero que “no ha logrado toda la comunicación que uno quisiera con el empresariado”. El establishment perdió el carácter de interlocutor privilegiado de la Casa Rosada, rango del que gozó durante las gestiones de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa. Ayer fue el vicepresidente Daniel Scioli el responsable de cerrar el encuentro empresario en Tucumán, lo cual no necesariamente indica un gesto de acercamiento del gobierno, dada la distancia que viene asumiendo el ex motonauta con respecto a las posturas del presidente de la Nación, en particular en lo que se refiere a temas económicos.
La demanda de “definiciones” en materia de situación del sistema financiero, reforma impositiva y la política a desarrollar con respecto a las empresas privatizadas no son, seguramente, una invitación del empresariado a un debate abierto y democrático, sino la exigencia de respuestas a sus requerimientos. Hasta ahora, el Gobierno no ha dado señales de convalidar esos códigos.