Jueves, 5 de abril de 2012 | Hoy
CULTURA › GÜNTER GRASS, OTRA VEZ EN EL CENTRO DE LA POLEMICA
El escritor alemán publicó en varios diarios europeos “Lo que hay que decir”, un poema en el que señala que el poderío atómico de Israel puede “poner en peligro la seguridad mundial”. Hubo varias expresiones de repudio y algunos apoyos.
La embajada israelí en Berlín y el Consejo Central de los Judíos en Alemania se manifestaron en contra de un poema escrito por el Premio Nobel de Literatura Günter Grass publicado ayer en varios diarios europeos, que acusa a Israel de “poner en peligro la seguridad mundial con su programa atómico y su plan de atacar a Irán”. El poema, que desató un inmediato rechazo de la comunidad judía y de gran parte de la clase política alemana, fue titulado “Lo que hay que decir”. Según afirmó el embajador de Israel en Alemania, Emmanuel Nahshon, se enmarca en la “tradición de otros tantos antisemitismos”. “Forma parte de la tradición europea acusar a los judíos de muertes rituales ante la Pesaj (la Pascua judía). Antes se decía que se utilizaba la sangre de niños cristianos para fabricar la matzá (pan sin levadura). Ahora resulta que el Estado judío quiere aniquilar a los iraníes”, ironizó el embajador en un comunicado.
La reacción de la embajada siguió a la del Consejo Central de los Judíos en Alemania, que calificó de “irresponsable” a Grass por su poema, que consideró un “agresivo panfleto de agitación”. El poema apareció publicado ayer en un diario alemán, y simultáneamente en otros diarios europeos, entre ellos el español El País y el italiano La Repubblica. En el texto, Grass califica a Israel como “potencia atómica”, cuyo “creciente potencial” supone un “peligro para la de por sí frágil paz mundial” y arremete contra la posibilidad de que lance un ataque preventivo, “que podría exterminar al pueblo iraní”.
El escritor, de 84 años y considerado una autoridad moral en Alemania, se reprocha a sí mismo haber guardado silencio “demasiado tiempo” por el temor a ser considerado antisemita y alude a la autocensura propia de los alemanes, por el “estigma imborrable” que los afecta, en alusión a la responsabilidad histórica del país del Holocausto frente a Israel. Grass critica asimismo el recientemente aprobado suministro de un submarino –el sexto– por parte de Alemania a Israel, que hipotéticamente podría ser equipado con cabezas nucleares. El escritor se manifestó “unido” a Israel como país, pero afirma estar “harto de la hipocresía de Occidente”, lo que lo ha movido a romper su silencio frente a la posibilidad de un ataque atómico contra Irán. Junto a las críticas israelíes, el poema desató asimismo varias adhesiones, como la del presidente del PEN Club alemán, Johano Strasser.
Grass, quien en 2006 levantó ampollas con su confesión tardía de haber estado en las SS a los 17 años, tras décadas de haber reprochado a políticos o intelectuales con pasado nazi, se revalidó ahora como autor al que “no intimida el escándalo”. Las reacciones del texto fueron de distanciamiento. Desde la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel se expresó el “estupor” por el texto de Grass, mientras el portavoz del gobierno, Steffen Seibert, dijo que, “por fortuna”, su Ejecutivo “no estaba obligado a reaccionar a cualquier pronunciamiento de un escritor”.
Sin citar a Grass, el ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, advirtió del peligro de minimizar el programa atómico iraní. Las críticas se extendieron a la oposición socialdemócrata y el Partido Verde y desde la izquierda hubo expresiones de apoyo a Grass. Mientras el espectro político se distanciaba del más reconocido escritor alemán vivo, desde la Embajada de Israel y el Consejo Central de los Judíos se lo señaló como “antisemita”. Por su parte, el articulista de ascendencia judía Ralph Giordano se vio “obligado” a manifestarse por el texto. Para Giordano, las palabras de Grass son un “ataque a la existencia de Israel”.
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