CULTURA › FERIA DEL LIBRO INFANTIL
Cuando pensar puede ser también un modo de jugar
Los talleres de Filosofía y de Historia del Arte que se están llevando a cabo en la Feria del Libro Infantil y Juvenil generan espacios en los que padres e hijos aprenden y enseñan.
Por Sandra Chaher
“Yo no quiero crecer porque no me quiero morir.” Quién no pensó o dijo esta frase alguna vez, cuando era escuchado con media sonrisa por padres y familiares. Es decir, cuando todavía se actuaba con la sinrazón maravillosa de los niños. Como son cuestiones que hacen a la existencia, pueden haber sido repetidas ya millones de veces desde que el hombre tiene conciencia. Pero siguen sorprendiendo como si enfrente estuvieran pequeñas Mafaldas reencarnadas. Las dos gurruminas que saltaron de sus sillas después de escuchar la pregunta “¿ustedes quieren crecer?” no tenían más de 8 años, pero el “¡No!” fue contundente y los argumentos clarísimos. Para Victoria el temor era morir, y para Francisca “dejar de ser bebé”.
Victoria, Francisca y Camila, sentadas juntas y acompañadas de mamás y tías, fueron las protagonistas indiscutibles de una de las sesiones del Taller de Filosofía que se está haciendo en la Feria del Libro Infantil y Juvenil (Pueyrredón y Figueroa Alcorta). Las coordinadoras –Verónica Caputi, Claudia Rodríguez, y María Julia San Martín Granel– son las responsables de este espacio en el que ya se concretaron tres encuentros con padres e hijos y se esperan otros dos para este fin de semana (hoy a las 17.30, en el stand 306; y mañana a las 17.45 en el stand 308). Hace tres años que trabajan con chicos desde jardín de infantes hasta sexto grado acorde con la técnica propuesta por el Programa Internacional de Filosofía para Niños, creado por el norteamericano Matthew Lipman y desarrollado en la Argentina por Stella Accorinti y Gloria Arbonés. Accorinti es autora de Lisa, libro que usaron como disparador de este encuentro en el que la mayoría de los chicos no pasaba de los 8 años. Uno de los aspectos interesantes de la feria es la heterogeneidad del público. En medio de estas pequeñas parlanchinas había dos parejitas de hermanos, con sus papás, que intervinieron poco pero cuando lo hicieron llevaron la reflexión hacia otros rumbos. Antonio, que no superaba los 5 años, dijo que no quería crecer porque “no quería hacer las cosas de la casa”. Y su papá pareció ser el más movilizado por el encuentro: “Yo creo que se crece cada día. A veces uno crece menos que otro, por los estudios o por lo económico. Todos crecemos algo, pero no igual”.
Ni el Taller de Filosofía ni el de Historia del Arte, que coordinó Lara Marmor, fueron de los más concurridos, pero sin lugar a dudas los chicos se fueron con más preguntas que respuestas, y hasta Orlando Barrio, responsable del híper convocante Taller de Ciencias Melquíades, se acercó a pedir datos de las coordinadoras. La propuesta de Marmor, licenciada en Historia del Arte, fue también provocar inquietudes y preguntas en los chicos a partir de diapositivas y fascículos de pintura. Con la proyección de obras clásicas y de maestros contemporáneos (Felipe Noé, Ennio Iommi, Liliana Porter, Antonio Berni, o Marcel Duchamp) Marmor les fue mostrando a los chicos hechos tan simples como el uso de la bikini en la Roma precristiana; despejó la idea de que Berni era pobre: “El pintaba la pobreza y elegía usar materiales muy simples por razones estéticas”; y los introdujo en el arte abstracto mostrándoles que una rueda y una silla, o un conjunto de palos y hierros, pueden constituir una obra de arte. Luego repartió fascículos de pintura, papeles y crayones, y les propuso recrear a partir de la obra que eligieran. La mayoría reprodujo con bastante dominio los trabajos elegidos, pero lo mejor estuvo en los comentarios. “No sé cómo dibujar, no entiendo qué es esto”, dijo una nena frente a la obra abstracta Composición serial de Lidy Prati, de Graciela Hasper. Y otra, ante Vivir sin seguro de, de Rómulo Macció (la figura de una cara) anunció: “Le voy a agregar un cuerpo, porque así no me gusta”. Los trabajos pueden verse en los vidrios del stand 306.