CULTURA
La ficción de la realidad
–¿De qué forma la realidad de estos días alimenta su trabajo de ficción?
–No alimenta ningún trabajo de ficción. Tomando una expresión de Hemingway, intento ser un escritor honesto: no escribo sobre las vísperas. La mayoría de los que escribieron acerca del incendio del cual fueron testigos o protagonistas dos horas antes, pasaron al olvido. Yo también voy a pasar al olvido, pero por lo menos escribo con cierta distancia de los hechos.
–Dijo recientemente que creía que estaba llegando al final y que no tenía más nada que escribir. ¿Es así?
–Cito a Borges: me da mucho más placer leer a los otros que escribir. Pero estoy escribiendo una novela acerca de José María Paz, que de pronto ha tomado un tono que me agrada muchísimo. Como se suele decir, me calienta. Y me provoca muchas evocaciones, porque estas calenturas las sentí siempre que creí que había encontrado el tono en otro de mis mamotretos. Estoy hablando de mi primera juventud: ésta es la segunda. Encontré un Paz distinto a los mármoles, a las estatuas, a las fotografías, a sus propias memorias, y a lo que se dijo de él. Es decir, creo que éste es un Paz de ficción: por lo tanto es un Paz verdadero.