CULTURA
La historia de un plagio
“Yo, lector voraz, que me leía toda la poesía del mundo que llegaba a Chile, fui el que descubrió lo que se llamó ‘el plagio de Neruda’ en el poema 16 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada. En la Biblioteca Nacional leí El jardinero de Rabindranath Tagore y me sonaba similar al poema 16. Para mi sorpresa, cuando comparé los textos eran casi iguales. Se lo comenté a un amigo poeta. Aunque no se lo dije a Vicente Huidobro, en la revista Pro, que él dirigía, se publicó una denuncia por plagio. ‘Por fin se descubre que Neruda es un embaucador’, decía. Los amigos de Neruda aclararon que no era un plagio sino una paráfrasis. Parece que Neruda quiso poner una nota de advertencia sobre la paráfrasis cuando estaba por salir el libro, pero Joaquín Cifuentes Sepúlveda le dijo: ‘No sea tonto, Pablo. No lo haga. Lo acusarán de plagio. Será una propaganda sensacional. El libro se venderá como pan caliente’.”