CULTURA
Textual
–Confinado, harto
de vivir, encallado
en esa hartura,
a navegar aquellas páginas
–¡ay nimia astucia!–
con repentino, cuan extraño,
entusiasmo me di.
Y un día un Bernárdez y otro, un Homero;
y un José Hernández, otro, y otro un Garcilaso;
y otro un Eliot y un Lugones, otro;
y un Pound un día y otro, un Discépolo;
y otro un Virgilio y un Quevedo, otro;
y otro día un Del Campo y otro, un Dante y otro
un Macedonio;
y un Apollinaire otro y un Borges, otro día;
y otro un Boscán y un Marechal, otro,
volví a sentirme:
en grotesca, infernal –así lo juzgo ahora–
mezcolanza.
Pero entonces,
como ya en anteriores crisis
habíame ocurrido,
escuchar parecíame esas Voces
en polifónico, ordenado,
excelso coro.
Y, entre ellas,
mi voz –en paralelo canto–
con ellas concertada,
(lo hubiese yo jurado, lo juraba),
magnífica elevábase.
* Comienzo de Odiseo confinado (Adriana Hidalgo).