CULTURA
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El humanismo de Juan
Por mario goloboff*
El alto contenido humanístico de la obra poética de Juan Gelman se realza por la atenta lectura de otros autores, la recreación de otros modos de escribir; la búsqueda incesante de nuevas formas, el progreso en la captación de un lenguaje propio, cada vez más original, cada vez más único, la incomodidad con el éxito, y el abandono de toda receta y de toda retórica para asegurarlo. Desde los tiempos del grupo “El pan duro”, hasta Velorio del solo y Gotán, una poesía intimista, sumada a un fuerte “realismo crítico”, ha ido afirmando su voz en el intercambio con otros textos, ya en las apócrifas “traducciones”, ya en la intertextualidad con los místicos españoles y “con los autores de tangos que son verdaderos místicos argentinos”. Esta enorme tarea literaria persigue la conjunción de valores con otras culturas y una lengua que combine la mezcla de lenguajes, sus impurezas, la impureza de los géneros, mientras busca en las fuentes mismas del idioma las auténticas versiones del español perdido, no sólo el del siglo XVI sino más allá, en la poesía judeosefaradí, donde, como él afirma, se encuentra con “ese castellano en estado naciente” y las palabras “conservan un candor como intocado”.
En el seno de esta experiencia se elabora una poesía que surge de la sensibilidad ante el mundo, de los deseos de transformarlo en beneficio de las mayorías siempre postergadas y humilladas y de la lectura generosa de la literatura universal.
Por todo eso me parece más que oportuno y pertinente que se haya consagrado un libro de Juan Gelman, País que fue será, como el mejor del año 2004 y que sea justamente la Feria del Libro, cuyo lema permanente es “Del autor al lector”, la que lo consagre, puesto que con toda su obra Gelman está respondiendo a las preguntas (que, como en sus propios versos, son bastante más que preguntas) ¿quién, mejor que un poeta, para leer la realidad? ¿quién, mejor que un poeta, para leer los libros?
* Escritor y crítico.
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