CULTURA
Testimonios para un mito
Gerardo Masana en todas sus facetas, analizado por los integrantes de Les Luthiers:
- Marcos Mundstock: “La decisión de otorgarle a Gerardo el título de fundador de Les Luthiers después de su muerte fue un justo acto de reconocimiento. Cuando éramos todos estudiantes y cantábamos todos en el coro de Ingeniería, él nos motivó, nos aglutinó y nos impulsó. El abría el camino y los demás lo seguíamos con ganas y entusiasmo. Y eso a Gerardo le parecía suficiente como para darnos cabida. Sabía estimular lo mejor de cada uno de nosotros”.
- Jorge Maronna: “Nunca supe cuál había sido su formación musical. Creo que se guiaba más por su intuición que por criterios académicos. La sofisticación técnica que no tenía la suplía con creatividad y buen gusto. Gerardo había escuchado mucha música y la había escuchado bien; y por eso podía imitar estilos diversos. Además, era un tipo muy amplio: hacía falta serlo, para poder sentarse en el piano y componer de a dos. Eso es algo bastante complicado, porque exige que las dos personas tengan empatía en todo momento”.
- Carlos Núñez Cortés: “Trabajó hasta el último momento. Un día antes de despedirse para siempre, me acuerdo que me dijo: ‘Ahí, arriba de la mesita de luz, te dejo el plano del glacomot, que acabo de terminar. Fijáte si te sirve para algo’. Era un instrumento en el que había estado trabajando, y que más adelante yo construí, con algunas modificaciones. Para nosotros el Flaco, de alguna manera, siempre está vivo. Siempre lo recordamos. Todo el tiempo. En cada paso y en cada nuevo logro de Les Luthiers, alguien hace el comentario: ‘¿Te imaginás si el Flaco pudiera ver todo esto?’”
- Carlos López Puccio: “Conocí poco a Gerardo, no tuve la suerte de entablar con él una relación íntima de amistad. Cuando entré a Les Luthiers, en 1969, él prácticamente no estaba. Se ausentaba durante largos períodos debido a las terapias que estaba haciendo para paliar su enfermedad (...) Gerardo era una suerte de leyenda, una figura patriarcal. Todos me contaban con admiración cómo en los comienzos él había motorizado al grupo y participado en su fundación”.
- Daniel Rabinovich: “Tenía una capacidad de trabajo extraordinaria. Laburaba durante todo el día en una oficina. Como arquitecto, haciendo un trabajo que mucho no le gustaba. Después se pasaba horas martillando, serruchando y componiendo. Yo me preguntaba cuándo dormiría. Y eso que era el más grande de nosotros y tenía una familia, cuando los demás éramos solteros”.
* Extraído de Gerardo Masana y la fundación de Les Luthiers, de Sebastián Masana.