EL PAíS › KIRCHNER Y LAGOS CRUZARON LOS DEDOS EN LA PATAGONIA
Un corderito para dar energía
Con 12 grados bajo cero, los presidentes comieron corderito, tomaron vino chileno y no presentaron la situación energética como un problema. La crisis boliviana sobrevoló el encuentro.
Por Eduardo Tagliaferro
Desde Santa Cruz
La inauguración de 54 kilómetros de ruta que unen un paso fronterizo entre la Argentina y Chile, en el extremo sur del continente, fue el marco simbólico en el que el presidente argentino Néstor Kirchner y el chileno Ricardo Lagos subrayaron su decisión de “superar los inconvenientes” de la coyuntura para avanzar hacia la integración de América latina. “Queremos demostrarle al mundo que América latina no se resigna a ser el patio trasero del mundo”, señaló Kirchner frente a las cerca de 400 personas que desafiando la nevisca y los doce grados bajo cero de sensación térmica se trasladaron hasta el comienzo del tramo Chimen-Aike-Monte Aymond.
Una larga caravana de camionetas, automóviles y micros llevaron a los manifestantes, cargados de banderas de distintas unidades básicas identificadas con el Frente para la Victoria, la forma nacional elegida por el kirchnerismo para las próximas elecciones. Una tarima con las banderas argentina, santacruceña y chilena formaban el marco del escenario desde el que primero el gobernador Sergio Acevedo, luego Lagos y por último Kirchner se dirigieron al público.
Detrás de Kirchner se ubicó una comitiva que, salvo el ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue bien patagónica: e ministro de Infraestructura, Julio De Vido; la de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el gobernador de Tierra del Fuego, Jorge Colazo, y el secretario de Energía, Daniel Cameron. Debajo del palco y entre los primeros lugares se ubicaron los santacruceños Eduardo Arnold, vicepresidente segundo de la Cámara de Diputados, y el senador Nicolás Fernández. Por el lado chileno, junto a Lagos estuvieron su ministro de Hacienda y el de Obras Públicas.
Luego de la bendición de la obra, Acevedo destacó “el destino común” de ambas naciones. También subrayó que “esta integración que hoy es un pavimento mañana tiene que convertirse en redes energéticas y en acuerdos comerciales”. Pronosticó que “lo mejor está por venir”.
Concluido el acto, Roque Ocampo, ministro de Gobierno del gobierno santacruceño, aseguró que nunca escuchó “que el gobernador Acevedo se quiera ir de la gobernación”. Los dichos de Ocampo desmienten una versión, no publicada por este diario, según la cual Acevedo habría dicho a funcionarios de la Casa Rosada: “Si quieren me voy”.
Desde que distintos conflictos sociales dominaron a las localidades de Caleta Olivia, Puerto Deseado y Las Heras, el radicalismo santacruceño sostiene que hay una pelea interna entre Acevedo y el propio Kirchner por la repatriación de los fondos de Santa Cruz, depositados en Suiza.
“Desde el sur del mundo le decimos al mundo que queremos unidos atrevernos a entrar por la puerta ancha del siglo XXI”, comenzó Lagos, ajeno a la presunta guerra del justicialismo. Al acercarse a la tarima desde la que se dirigió al público, el chileno desafió al intenso frío desprendiéndose de sus guantes. Algo que luego también hizo Kirchner con los suyos, de carpincho.
En su improvisada, cadenciosa, y medulosa presentación, Lagos comentó que siendo ministro de Obras Públicas le había tocado inaugurar hacía ya varios años el tramo chileno de esta ruta que lleva hasta Punta Arenas, en Chile. Para realizar los 54 kilómetros de ruta, el gobierno argentino y el santacruceño invirtieron una suma superior a los 45 millones de pesos.
Luego de destacar la “mirada común” de argentinos y chilenos a la que se había referido Acevedo, Lagos repasó las peleas de los dos pueblos por su libertad y por el nacimiento de ambas repúblicas. Sin desconocer que en la historia “hubo momentos difíciles”, subrayó que su país no quiere “mirar a la Argentina como parte de un problema, sino como una solución” para enfrentar a “un mundo globalizado”. Como no sólo se trata de crecer, también destacó que “tenemos que asegurarnos que el crecimiento y el desarrollo lleguen a cada una de las regiones ya que no queremos un crecimiento para unos y el atraso para otros”. Kirchner continuó en la misma línea argumental. “Apostamos fuertemente a la relación con Chile; tenemos que resolver inconvenientes permanentemente, pero es porque gracias a Dios ambos países están creciendo, están mejorando sus economías, tienen otras demandas, otras necesidades y por supuesto, se multiplican los desafíos”, dijo el santacruceño en alusión a la energía.
Ninguno de los dos presidentes hizo mención a la crisis institucional que se vive en Bolivia, pero el tema estaba flotando en el aire. “Lo único que nos preocupa es que el pueblo boliviano encuentre su mejor destino”, respondió De Vido ante la consulta de los periodistas presentes en el acto. Desechó cualquier medida de cortes de energía “si administramos el gas de acuerdo a los volúmenes que requiere el mercado interno argentino”. Luego vinieron el traslado hacia Chile, el corderito y un excelente cabernet chileno.