DEPORTES › INDEPENDIENTE Y RIVER JUEGAN UN APERTURA MANO A MANO
¿La doce fue fecha bisagra?
Desde el domingo aislados en la punta, los que más ganan y mejor juegan insinúan que todo se resolverá entre ellos. Al penoso Boca sólo le resta el sueño de arruinarles el festejo, pero no de festejar.
Está de moda hablar de bisagras en lo referente a coyunturas que marcan un antes y un después. De algún modo, la fecha duodécima del Apertura cerrada ayer tiene toda la pinta de convertirse –en una lectura panorámica posterior– en fecha bisagra. En principio, porque quedó más claro aún algo que se insinuaba desde la décima: sólo Independiente y River, siempre con ligera ventaja roja, tienen hambre, ropa y chapa de campeón. Boca, con su derrota, y Vélez y San Lorenzo al neutralizarse con el empate entre ellos, se bajaron y no hicieron más que confirmar aquella presunción. Parece una regla: en los torneos cortos habitualmente sobra la mitad, pues todo lo reñido que parecen de arranque se cae a pedazos en la segunda mitad, limitando la lucha a un par de aspirantes. Y un par de aspirantes que juegan bien al fútbol, por suerte, por elección y por circunstancias: Independiente y River tienen jugadores del medio para arriba y los hacen o dejan jugar. Porque también podrían haber copado la parada equipos de planteo miserable, y sería una lástima...
La cuestión es que, como dirían en el tenis, hasta acá cada uno gana con su saque. Tanto Independiente cuanto River siguen ganando los partidos que tienen que ganar, pero con una salvedad: River sufre más su parte, tiene momentos realmente difíciles en los partidos y esta vez con Unión, como hace poco con Central, se salvó por un pelito de varios goles rivales, tanto que Comizzo es demasiado importante. Uno de los temas que seguramente poblarán la semana de River es el tema del punta titular. Cavenaghi ya está enterito, metió cuatro goles desde que volvió con cuentagotas y bien podría plantearse la posibilidad de que sea titular, teniendo en cuenta que Fuertes no la emboca ni tirando de al lado, aunque salve la ropa con su aporte generoso al juego de conjunto.
Algo es evidente: Independiente anda demasiado derecho. Hasta el olvidado Gomito Gómez pudo entrar el sábado a dar la estocada decisiva ante Talleres como si fuera uno más del grupo habitual, y ni hablar del supergoleador Silvera. ¿Cuántas de esas que ahora empalma a la red con asombrosa facilidad y seguridad se le iban al demonio en el campeonato anterior? Independiente mantiene la ventaja. Lleva dos puntos, le quedan cuatro partidos de local y tres afuera, al revés que River. Eso sí: a los dos les falta todavía recibir al maltratado Boca, que ahora más que nunca aspira a salvar lo que le queda del año sacándoles los puntos necesarios a los primos dentro de dos fechas y a los rojos en la penúltima para impedirle campeonar. Hay que ver qué queda de Boca –cuerpo y alma– después de los últimos sinsabores.
Así, si se gambetean las realidades de Boca, San Lorenzo y Vélez por trotar ya en un anodino segundo pelotón cuando podían y querían estar bien arriba, la situación de sus pares “pobres” resultan auspiciosas. El Chacarita versión Pastoriza –con pibes y buen juego– tiene 20 puntos, quinto, a uno de Boca; el Colón revitalizado de Bauza aparece sexto y está noveno Arsenal del Pulpo González, con 18, la sorprendente criatura de Burruchaga cuya última travesura fue despintar del todo a los pibes de Central. En realidad la caída del equipo de Menotti se insinuaba después de perder contacto con el lote de punta. Ahora juega sólo por quedarse en la categoría –que era la prioridad, nunca negada, al empezar el torneo– y a los chicos parece pesarles demasiado. Consuelo rosarino: como divide por menos partidos, Nueva Chicago baja muy rápido cuando pierde (y últimamente pierde casi siempre) y le está dando una mano grande, pues ahora se ubica penúltimo en los promedios, en pista casi para el descenso directo.