DEPORTES › AL-SAADI KHADAFFI, AMIGO DE BILARDO, QUIERE ORGANIZAR EL MUNDIAL DE AFRICA
Libia busca apoyo argentino para el 2010
El hijo de Muammar Khadaffi quiere que la Argentina, al igual que Italia, apoyen la candidatura de su país para hacer el Mundial 2010, con el respaldo de su amigo, que ya forma parte de la FIFA. Los libios pagarían un buen cachet para que la Selección Argentina se presente en Trípoli el próximo año.
Por Pablo Vignone
La Federación Libia de Fútbol (LFF), cuyo vicepresidente es uno de los siete hijos del líder Muammar Khadaffi, espera que la Argentina apoye su postulación para organizar la Copa del Mundo del 2010, que según el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, se llevará a cabo en Africa. El ingeniero Al-Saadi Khadaffi, hijo del coronel que gobierna su país desde 1970, afirmó recientemente al prestigioso diario inglés Financial Times que espera que la candidatura libia sea respaldada por Italia y la Argentina y que desea ver jugar pronto al equipo argentino en su país.
“No hay nada en firme porque la cuestión formal no la resuelve una asociación per se sino la Conmebol”, reveló a Página/12 una fuente muy cercana al presidente de la AFA, Julio Grondona. Según la fuente, el intercambio de faxes entre la AFA y la LFF es fluido desde hace varios meses, al punto que los libios ya formularon una oferta para que el seleccionado que conduce Marcelo Bielsa juegue en Libia, acaso un primer paso hacia conseguir un respaldo argentino a la candidatura.
Otro apoyo que Saadi Khadaffi espera, probablemente, sea el de su amigo Carlos Salvador Bilardo, quien hoy forma parte de la FIFA y fuera su empleado y a la vez entrenador cuando lo contrató para dirigir a la Selección de ese país en el 2000. Como jugador de Al Ittihad, el equipo de Trípoli de su propiedad, Saadi fue convocado por el argentino para integrar el seleccionado. El año pasado, Saadi fue elegido como el mejor goleador de Libia, pese a que juega como volante...
Bilardo estableció una sólida relación con el dirigente libio: una fotografía publicada en el diario Clarín el domingo 8 de julio de 2001 los muestra juntos en el Congreso Extraordinario de la FIFA celebrado en Buenos Aires. El entrenador argentino es miembro del Comité Técnico de la FIFA. Esta semana participó en Pachuca de un congreso de técnicos.
El vínculo entre Khadaffi Jr. y Bilardo nació gracias a Diego Maradona, el ídolo del libio. Maradona lo visitó al menos dos veces en Trípoli: una, en octubre de 1999, en visita “de coordinación y concertación” para “desarrollar el fútbol libio”. La segunda fue más mundana: en junio de 2001 asistió a la boda de Saadi con la hija de un teniente coronel del ejército libio. Cuentan que Diego quería conocer en persona a Muammar Khadaffi y que éste se hizo rogar, lo que provocó la impaciencia del astro, que estuvo a punto de volverse antes de las nupcias.
Bilardo entrenó al equipo libio durante seis meses, entre enero y junio de 2000, y se fue tras una derrota con Camerún. Franco Scoglio, el italiano que dirigió a Libia este año, acusó al técnico argentino de “dejarse presionar” para incluir en la Selección al propio Saadi Khadaffi. Scoglio sacó al libio del equipo y éste, ofendido, lo hizo despedir.
“Cuando él juega, perdemos; cuando se fue, ganamos”, había dicho el italiano, indignado porque lo despedían después de tres victorias consecutivas. El escándalo fue tal que, a la semana, Khadaffi repuso a Scoglio en el cargo. En el último partido que jugó, por la clasificación para los Juegos Olímpicos de Atenas, la selección de Libia cayó goleada 4-0 ante Chad el 10 de noviembre, en el estadio de Trípoli, el mismo en el que se jugó la final de la Supercopa italiana entre Juventus (club del que Khadaffi posee el 7,5 por ciento de las acciones) y Parma y donde probablemente entre marzo y abril del año próximo juegue la Selección Argentina.
“Bilardo no tuvo nada que ver con el partido –aseguró la fuente de AFA a Página/12–, pero el cachet es de los mejores.” La Selección Argentina cobró un millón de dólares por el amistoso de esta semana en Saitama ante Japón: 900 mil dólares por la presentación más otros cien mil por la victoria; el cachet fue mayor al percibido por el campeón del mundo, Brasil, por haber vencido el mismo miércoles a Corea del Sur en Seúl. Los libios pagarían no menos de medio millón de dólares para recibir a Bielsay Cía. Pagando semejante suma, los libios probablemente se sentirían en libertad de solicitar un apoyo más explícito de la AFA a su postulación.
En diciembre próximo vencerá el plazo para presentar esas candidaturas para la organización del Mundial 2010. La pelea de Libia por organizar la Copa no será sencilla. La candidatura que asoma con mayor fortaleza es la de Sudáfrica, que perdió la posibilidad de organizar el Mundial 2006, a manos de Alemania, cuando el delegado de Nueva Zelanda, Charles Dempsey, eligió desertar de la votación para no cumplir con la orden que le había impartido su gobierno de apoyar al país africano, sucumbiendo a otras presiones. “Sudáfrica y Libia no van a presentarse juntas”, le dijo Saadi al Financial Times, señalando que su padre y el presidente sudafricano Thabo Mbeki se reunirán “en algún momento” para discutir qué propuesta es la que sigue adelante. “El proyecto es ambicioso y difícil”, reconoció Saadi en julio, asegurando que requería un gran esfuerzo “en el terreno diplomático”.
Además de Sudáfrica y Libia, también aspiran a organizar el torneo Marruecos –un país de larga tradición en el fútbol mundial, con tres participaciones en Copas del Mundo– y Egipto, al que se vinculó con los libios para, eventualmente, organizar el Mundial en conjunto. El viernes se dio a conocer la candidatura de un grupo de países del Africa Occidental, encabezados por Nigeria, que incluiría a Benin, Togo, Ghana y Sierra Leona.
Otros aspectos institucionales podrían aportar a la causa libia. Khadaffi fue instrumental en el respaldo que varias naciones africanas le dieron a Blatter en su reelección como presidente de la FIFA, en contra del desafiante Issa Hayatou, presidente de la Confederación Africana. A diferencia de Sudamérica, que votó en bloque a favor de Blatter, Africa se quebró en dos bandos y el suizo debe parte de esa fractura a los oficios de Saadi, que ya anunció que su país está dispuesto a invertir 3000 millones de dólares para organizar el Mundial, construyendo ocho nuevos estadios. Durante todo el 2003, la FIFA evaluará los antecedentes de los postulantes, y en mayo de 2004 se decidirá, en votación, la sede. Los votos, se sabe, no son el resultado de la convicción sino de los intereses.
De todas formas, el hipotético apoyo de la Argentina sólo se concretará si es que Blatter decide ir en esa dirección, en cuyo caso Grondona, el brasileño Ricardo Teixeira, el paraguayo Nicolás Leoz y la Conmebol en pleno respaldarán al suizo. Pero si el presidente de la FIFA decide hacerle un guiño a los sudafricanos, para saldar una deuda que le quedó desde la elección de Alemania para organizar el Mundial 2006, entonces de poco servirán los esfuerzos libios. Porque si de lealtades se trata, las antiguas poseen más valor que las flamantes.
(Colaboró Gustavo Veiga).