Racing y Godoy Cruz no pudieron conseguir una victoria que les servía y mucho. Y dio la sensación de que ninguno de los dos se terminó de animar. Al equipo de Russo le terminó de faltar agresividad para buscar el partido, más allá de que jugó un buen primer tiempo. Ahora, con un partido menos, tiene los mismos puntos que Gimnasia y Central. Para los de Asad, el reproche pasa porque pareció que no arriesgaron en busca de los tres puntos, pese a que trataban la pelota con mucha prolijidad. De esa manera, quedaron a dos puntos de Independiente, que mantiene el liderazgo a pesar de la derrota del miércoles en La Plata.

Los dos salieron a la cancha con los resultados puestos y favorables para sus aspiraciones: para Racing, la derrota de Central significaba algo de aire, mientras que para los mendocinos, la caída de Independiente se podía traducir en “ganar para ser puntero”. Entonces, ambos equipos se plantaron para buscar el partido, cada uno a su manera. Por el lado de Racing, el motor del equipo fue la voluntad. Sin demasiada claridad pero guiado por las ganas, el conjunto de Russo fue para adelante y así construyó los ataques más peligrosos de la primera etapa. Por el contrario, Godoy Cruz lució un juego más atildado a partir del toque de Ramírez, pero careció de pimienta en los últimos metros. Además, de a poco se fue apagando en ese toque, sobre todo porque Racing siguió empujando y terminó la primera parte con una imagen más convincente.

Además, también fue el más peligroso. En el recuento de llegadas claras, Racing mostró un cabezazo de Martínez, salvado en la línea por un defensor, un derechazo de Rosano desde un ángulo cerrado que pegó en el palo y dos entradas por la izquierda de Hauche, ambas definidas apenas desviadas, una por el primer palo y otra por el segundo. Para los mendocinos, lo mejor fueron sus insinuaciones: chances concretas apenas generaron una, pero Ramírez, con dos opciones de pase por el medio, prefirió un remate cruzado que se fue por el segundo poste.

Si bien la primera parte no fue de gran nivel, al menos resultó entretenida. En cambio, la segunda etapa muy pronto se transformó en un juego ordinario, donde abundaban los pelotazos a cargar y las imprecisiones. Y con ese panorama, las chances de gol desaparecieron. Claro que a medida que transcurrían los minutos, las posturas de los dos equipos ante el resultado comenzaban a modificarse. Al ritmo de la gente, Racing buscó empujar en base al amor propio y las ganas, pero sin claridad, aunque también sin arriesgar ni desprotegerse. Del otro lado, mucho más tranquilos con el empate, los visitantes optaron por cuidar más la pelota. El problema es que no terminaban de soltar gente en ataque, por lo que los delanteros no gozaron de situaciones ventajosas ni de superioridad numérica. Así, más allá de algunas incursiones en el final, los dos dejaron la sensación de haberse conformado con el punto.