Viernes, 9 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › EL OBISPO JORGE CASARETTO RECONOCIO QUE NO SE LLEGO A UN CONSENSO SOBRE EL PRONUNCIAMIENTO VINCULADO CON LA POBREZA
Organizaciones empresarias, sindicales y académicas no se pusieron de acuerdo. “No hubo intención de confrontar con el Gobierno”, dijo Casaretto.
Por Washington Uranga
La falta de acuerdo entre las organizaciones empresarias, sindicales, académicas y confesionales invitadas a suscribir el documento impulsado por la Iglesia y que llevará por título “La pobreza un problema de todos” hizo que ayer el presidente de Pastoral Social, obispo Jorge Casaretto, se viera obligado anunciar que el pronunciamiento, que será difundido el próximo lunes, sólo llevará la firma del Foro de Habitantes a Ciudadanos, un ámbito auspiciado por la Comisión de Justicia y Paz del Episcopado. En la misma oportunidad, Casaretto aclaró que el propósito es “poner la pobreza como prioridad en la agenda pública de la Argentina del Bicentenario”, pero que “nunca hubo intención de confrontar con el gobierno nacional”.
El proceso de elaboración del documento de referencia se inició hace aproximadamente dos años y la finalidad manifiesta del equipo que conduce Casaretto fue utilizar la fecha del Bicentenario para generar consenso entre distintas organizaciones empresarias, políticas, confesionales y de los sectores académicos, para promover consensos en torno de la erradicación de la pobreza, impulsar políticas públicas en la materia y la “responsabilidad de la sociedad civil” en esa tarea.
El texto base fue construido con aportes de los expertos Agustín Salvia, Ernesto Kritz, Daniel Arroyo y Juan José Llach, pero a partir de ese borrador se buscó la contribución y el consenso, entre otros, de la Unión Industrial Argentina, de la Sociedad Rural, las asociaciones que nuclean a los bancos (ABA y Adeba), Federación Agraria, Confederaciones Rurales Argentinas, Coninagro, la CGT y la CTA. El propio Casaretto se entrevistó con los máximos dirigentes de esas y otras entidades buscando el apoyo para la iniciativa que, según se dijo, “no es de ninguna manera un documento político, partidario, oficialista o de oposición”.
En el camino de las consultas aparecieron las discrepancias y los intereses políticos y sectoriales, que fueron haciendo difíciles las coincidencias. Casaretto admitió ayer que “debimos haber sido más perspicaces”, refiriéndose tanto a los trascendidos que aparecieron en los medios de comunicación en los últimos días como a los debates que los mismos suscitaron. Sin embargo, reiteró su “optimismo” en relación con que el tema de la pobreza, “que es trascendental”, pueda ocupar un espacio central en las preocupaciones de todos los actores de la Argentina con ocasión del Bicentenario.
Casaretto admitió que hubo contactos con funcionarios del Gobierno que conocieron borradores de la declaración. Pero dijo también que “no llegó a la comisión ningún planteo por parte del Gobierno. Es más –agregó–, cuando comentamos el trabajo les pareció bien. Nadie llamó del Gobierno”, subrayó.
Otras fuentes señalan que extraoficialmente del lado oficial se acercaron observaciones en busca de matizar algunas referencias críticas, en particular aquella que cuestiona la falta de una “distribución equitativa de la riqueza”. Junto a la demanda de acciones de emergencia que comprometan a todos y contribuyan a desterrar la pobreza, en el documento se pide que ello se haga “sin caer en políticas de ajuste”, asumiendo que las mismas han fracasado, provocando consecuencias de “fractura social”. En el mismo texto habría un reconocimiento particular y un claro respaldo a la decisión gubernamental que impulsó la asignación universal por hijo, medida que Casaretto calificó de “muy importante”.
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