Nervios en la previa, tensión en el juego, duelo de hinchadas, cargada espontánea, respuesta ingeniosa, resultado incierto... Todos condimentos de un clásico, que ayer estuvieron ausentes en el encuentro Estudiantes-Gimnasia, que terminó siendo un compromiso más, entre un equipo que se sabía y fue muy superior, incluso más que el 2-0 final, y otro que se sintió y demostró ser una formación inferior. Tal fue la demostración de Gimnasia, que su entrenador Diego Cocca presentó su renuncia en el mismo vestuario, como para que no queden dudas de que su ciclo ya no tenía sentido de ser. Pablo Morant, histórico defensor del club, será el técnico interino.

Desde la decisión dirigencial-policial de que los dos clásicos de la temporada se jueguen sin público visitante, el duelo entre los equipos platenses perdió gran parte de su condimento. Ayer en Quilmes, hasta los propios hinchas de Estudiantes sintieron que la fiesta no fue completa. Más allá de todos los cantitos referidos al posible descenso de su clásico rival, el no tener oposición, ni en la cancha ni en las tribunas, no los motivó demasiado y apenas festejaron como si se tratara de un trámite.

“Es para que se vayan acostumbrando para el año que viene, en el Nacional”, largó la carcajada un plateísta de Estudiantes cuando se asomó a la tribuna y comprobó la ausencia de hinchas visitantes. Luego, todo fue como una puesta en escena: decena de banderas, algunas prolijamente preparadas como esa larga que se preguntaba “¿de qué cuadro sos?” y mostraba los escudos de Internacional, Cruzeiro, Boca, Liga de Quito y Barcelona, entre otros, todos rivales de Estudiantes en las últimas competencias internacionales. Y otras hechas de apuro, en una sábana vieja, con leyendas como “LoBo, que mal se 7e B”, con referencia al histórico 7-0 y al magro promedio en la tabla de descenso.

“Oh, Lobo ya sabés/ si perdés, si perdés/ te vas a la B...” fue el hit elegido por la gente local a un juego que le faltó picante. Además, con los goles en el primer tiempo y la sensación de partido definido tras los primeros 45, la segunda parte resultó más light todavía. Sin un enemigo a la altura, la hinchada de Estudiantes buscó hacer foco en Sessa, principal destinatario de las burlas. Y el arquero, claro, aceptó la invitación: aplaudió la salida por lesión de Verón y luego se le puso cara a cara y le dijo de todo al pibe Auzqui en una jugada intrascendente. “De la mano de Sessa se van a la B/para nunca más volver”, fue la respuesta de toda la cancha.

Lo cierto es que hasta de Sessa se aburrieron los hinchas de Estudiantes. Entonces, el blanco pasó a ser Cocca, que no salió de su banco ni para dar una indicación a lo largo de los 90 minutos. “No se va, Cocca no se va”, fue el irónico grito de los fanáticos pinchas. Pero el entrenador no les hizo caso. Abrumado por las derrotas y por la ineficacia de su equipo (no metió goles en siete de los ocho partidos), resolvió renunciar. De esa manera, le dio un toque de color e importancia a un clásico platense que terminó siendo muy descolorido, más allá de la lógica alegría de los jugadores y los hinchas de Estudiantes, que celebraron más la punta del torneo que haber vencido, una vez más, al rival de toda la vida.

2- ESTUDIANTES

Orion; F. Fernández, Desábato, Ré; Mercado, Braña, Verón, Rojo; Pérez, Peñalba; L. González.

DT: Alejandro Sabella.

0- GIMNASIA

Sessa; Moreira, Masuero, Agüero, Iriarte; Encina, Rinaudo, Frezzotti, Castro; Córdoba, Navarro.

DT: Diego Cocca.

Estadio: Quilmes (local Estudiantes).

Arbitro: Néstor Pittana.

Goles: 36m F. Fernández (E); 45m Verón (E) de penal.

Cambios: 45m Neira por Castro (G); 54m Aued por Frezzotti (G); 60m Hoyos por Peñalba (E); 63m Graff por Iriarte (G) y Auzqui por L. González (E); 67m Benítez por Verón (E).

Incidencias: 89m, expulsado Rinaudo (G).