Fue el ejemplar que le dio trascendencia a su raza. Además se involucró con el fútbol, lo que le reportó audiencia masiva y, para colmo, durante el Mundial, razón por la cual su causa alcanzó niveles de histeria planetaria. Se hizo famoso por saber de fútbol más que ningún otro ser vivo durante la reciente Copa del Mundo en Sudáfrica, aunque nunca supo que sabía tanto. En Alemania, a una edad avanzada –antes de cumplir tres años de acuario–, murió el pulpo Paul, el oráculo de Oberhausen, el octópodo que sólo buscaba alimento cuando predijo, uno a uno y acertadamente, el resultado de todos los partidos que la selección de Alemania disputó en el Mundial y que pronosticó que España sería el campeón.

Paul murió de muerte natural: cierta patria zocalera en Buenos Aires sugirió que había sido a raíz de un ataque cardíaco. La noticia de su muerte dio la vuelta al mundo en poco tiempo. Canales de TV, emisoras de radio y páginas web recordaron al invertebrado, que se hizo más famoso durante la disputa de la Copa del Mundo que la propia mascota del campeonato, Zakumi.

En su página oficial de Facebook (Paul die Krake), dejó un último mensaje a sus seguidores: “Parece que llegó mi hora. Cuídense. Un abrazo y no me olviden. Paul”. Pocos saben que, pese a vivir toda su vida adulta en Alemania, el pulpo había nacido en Weymouth, Inglaterra. Por esa razón, el comité de la candidatura inglesa para organizar el Mundial de 2018 lo había designado embajador oficial, dos meses atrás. La BBC interrumpió el programa que estaba emitiendo para dar a conocer el deceso del pulpo transformado en lobbista.

En España, donde había alcanzado rango de héroe nacional tras predecir la conquista ecuménica, la noticia causó sensación. El diario Público se permitió jugar con el anuncio de la muerte del dictador Francisco Franco y proclamó: “Españoles, el pulpo Paul ha muerto”, parafraseando al jefe de gobierno español Carlos Arias Navarro, cuando dio a conocer el fallecimiento de Franco en 1975.

En Holanda, en cambio, la muerte de Paul no causó gran pesar. “Si lo hubieran hecho cazuela a tiempo, seríamos campeones”, bromeó un conductor de radio.

Paul recibió innumerables amenazas de muerte de hinchas de países que fueron doblegados en el Mundial luego de sus pronósticos. El director del acuario que era su hogar, Stefan Porwoll, confirmó que Paul estaba sometido a una constante vigilancia para evitar atentados. “Nos habíamos encariñado mucho con él. Lo vamos a echar de menos”, dijo.

Pese a que el pueblo español de O Carballido, que organiza año a año la Fiesta del Pulpo y lo había nombrado “amigo predilecto” de la localidad, reclamó el cuerpo para ponerlo en su Museo del Pulpo, Paul será incinerado hoy, aunque sus cenizas no serán arrojadas al mar, sino en una urna que formará parte de un monumento a levantarse en Oberhausen, rodeado de los obsequios que le llegaron de todo el mundo y de las imágenes de sus acertadas predicciones.

Pero el show debe continuar. Aunque Paul no hizo más predicciones después del Mundial, en el acuario están criando a Paul II, otro pulpo que no es descendiente del que ahora ya es leyenda, pero que está destinado a ensayar pronósticos en la próxima Eurocopa 2012.