Parecía que la novela del verano iba a llegar a su fin, pero ayer sumó uno de sus capítulos más picantes. Luego de que se frustrara la venta de Walter Erviti a Boca, el volante banfileño disparó contra el presidente Carlos Portell y se retiró de la práctica después de un encontronazo con Ariel Rosada. “Mi relación con Portell está terminada”, arremetió el enganche, al mismo tiempo que contó las razones del distanciamiento: “No me sentí cuidado. Escuché que soy el ídolo del club, pero no se me trata así”. Mientras el gerente de fútbol de Banfield Héctor Clide Díaz decía que no había “otra salida” más que la continuidad de Erviti, el presidente de Boca, Jorge Amor Ameal, dio por finalizadas las negociaciones, aunque no descartó la posibilidad de reflotarlas. Anoche se volvieron a reunir Erviti y los dirigentes de Banfield, por lo que todo se puede reabrir ante las ganas manifiestas del mediocampista.

La relación entre el jugador y Portell está completamente quebrada. Pero el marplatense se encargó de aclarar que los motivos del distanciamiento no se deben al fracaso de su traspaso. “Que el hincha de Banfield lo entienda. Esto no tiene nada que ver con Boca ni con ningún otro club”, arrancó Erviti, quien afirmó que no se sintió “protegido” en “otras circunstancias”. Su enojo tiene que ver con lo que pasó a mitad de 2010, cuando circuló el rumor de un supuesto doping suyo luego del partido ante Inter de Porto Alegre. “Además se difundió lo que gano y que lo hago en dólares. Me parece que eso no va”, agregó.

Tras un violento amistoso contra Estudiantes de Buenos Aires (ver aparte), el técnico Sebastián Méndez realizó un ensayo de titulares contra suplentes. Erviti, luego de un roce con Rosada, pateó enojado una pelota y se fue a sentar detrás de uno de los arcos, sin cruzar miradas con Portell. Trataron de convencerlo para que regresara, pero no hubo caso. Más tarde, el enganche se abrazó con Rosada en señal de reconciliación.

El clima tenso que se vive en Banfield, con declaraciones cruzadas y peleas de por medio, parece indicar que la situación de Erviti es insostenible. Y si bien Ameal admitió que el arribo del marplatense es un asunto cerrado, no negó la posibilidad de volver a insistir. “El tema es el siguiente: Boca, hace dos días, se retiró de las gestiones. Pero si mañana Banfield se arrepiente, nos sentaremos a hablar”, explicó el titular boquense. Aunque destacó que no le gusta hacer públicas las negociaciones, contó que los directivos del Taladro entendieron que “la oferta (de 2.500.000 dólares) era insuficiente”.

Pese a que el presidente de Boca haya sido políticamente correcto desde los micrófonos, el presidente banfileño considera que tanto Ameal como Falcioni están “fogoneando” una posible salida de Erviti mediante llamados telefónicos, con el objetivo de motivarlo para que se sume al plantel boquense. De no mediar inconvenientes, el jugador continuaría en Banfield, pero no se descarta que la novela dé un nuevo giro en cualquier momento.