La victoria de Esteban Guerrieri en el mítico óvalo de Indianápolis será considerada con el paso del tiempo como uno de los grandes éxitos del automovilismo argentino en el exterior. El piloto de Mataderos se convirtió en el primer compatriota en lograr un triunfo en el famoso circuito de los Estados Unidos, compitiendo en la Indy Lights, en la antesala de las tradicionales 500 Millas de Indianápolis, que se disputan el domingo. “Me siento orgulloso porque acabo de poner todo lo que tenía para ganar y lo logré. Fue una carrera basada en la confianza, más allá del problema que tuve en la clasificación”, señaló tras el triunfo Guerrieri, alguna vez sindicado para llegar a la Fórmula 1.

La victoria del argentino, que este año estuvo a punto de ver interrumpida su carrera en el exterior por las dificultades que sufrió para reunir el presupuesto adecuado para competir, resultó magnificada por la manera en que fue conseguida: Guerrieri se vio obligado a largar desde la última posición, tras haber cambiado el motor de su Dallara, y desde allí superó a sus 18 rivales para alcanzar el triunfo rodando a casi 300 km/h de promedio a lo largo de 40 vueltas al peligroso escenario.

A Guerrieri le tomó apenas cinco vueltas mezclarse entre los seis primeros, que correrían de manera apretada hasta el final, un pelotón que incluía a sus compañeros Tristán Vautier y el brasileño Víctor Carbone y a los colombianos Carlos Muñoz, Gustavo Yacamán y Sebastián Saavedra. Poco después ocurrió un múltiple accidente que dejó fuera de carrera a cinco autos y obligó a suspender momentáneamente la prueba.

“Ataqué mucho en las primeras vueltas, mis gomas traseras se gastaron un poquito –relató luego–. Después de la suspensión, mientras iba en el pelotón recordé las palabras de mi ingeniero, son las últimas vueltas las que cuentan.”

Eso fue lo que hizo el argentino: tras la reanudación, planteó una carrera muy cerebral, buscando no exigir su motor ni sus neumáticos y recién atacó a fondo en los últimos giros de la competencia, cuando otros pilotos como Carbone o Vautier se exigían alternándose en la vanguardia. A tres giros del final, Guerrieri pasó a la punta con autoridad, superando inclusive a su compañero Vautier por afuera en una curva, y se vio beneficiado por otro accidente, protagonizado por el venezolano Jorge Gonçalez, tras el cual se neutralizó la carrera; de esa manera, se completó el recorrido con Guerrieri en la punta y dueño de una victoria histórica.

De último a primero y en Indianápolis, corriendo a casi 300 km/h. Esta fue su segunda victoria consecutiva en Indy Lights, después de ganar en Long Beach, y lidera el torneo.