Los sudafricanos tendrán que esperar para ver si el derecho a la dignidad queda por encima de la libertad de expresión. El caso legal que enfrenta al presidente Jacob Zuma con el artista Grett Murray fue postergado luego de que la abogada de la presidencia se pusiera a llorar desconsoladamente al ser interrogada por los jueces del tribunal.

El caso comenzó cuando Zuma se sintió ofendido por un cuadro de Murray, un artista sumamente provocador y politizado. La pieza está incluida en la muestra Saludo al Ladrón II, presentada en la galería Goodman de Johannesburgo, una de las más prestigiosas del país. La muestra, muy crítica del oficialista Congreso Nacional Africano y de los casos de corrupción que lo acosan, incluye un cuadro llamado La Lanza. En la tela se ve al presidente Zuma de traje y en una postura heroica, tomada de una famosa foto de Lenin, pero con la bragueta abierta y sus genitales a la vista. El título del cuadro es una broma sobre lo que fuera el brazo armado del partido, La Lanza de la Nación, y la imagen es una alusión al problemático gusto por las mujeres de Zuma, que tiene cuatro esposas, dos docenas de hijos reconocidos con varias más y una acusación de violación que logró esquivar por poco cuando era candidato. El ahora presidente logró demostrar que había sido un acto sexual consensuado con una amiga de una de sus hijas, cincuenta años más joven que él. En ese juicio, Zuma dijo que para cuidarse del sida se había dado “una buena ducha calentita”. La frase todavía lo persigue y el popular humorista Zapiro lo dibujó desde entonces con una ducha saliendo de la cabeza. Zuma también le está haciendo juicio a Zapiro por sus caricaturas.

Las audiencias del caso están siendo transmitidas en vivo por televisión y en la última estaban el presidente, varios de sus hijos y buena parte del gabinete. La abogada Gcina Malindi comenzó un largo alegato en el que trató de ligar el derecho a la dignidad del presidente con la pobreza continua del pueblo negro. Los jueces no parecieron convencidos y comenzaron a interrumpir y pedir precisiones. Malindi finalmente no resistió y se puso a llorar. El cuadro fue retirado de la muestra porque el martes dos jóvenes lo vandalizaron, tapando la cara y los genitales de la figura.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.