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Pareciera que a Franz Beckenbauer o bien lo atropellaron los almanaques antes de tiempo o bien es un militante de la mala leche.

Aunque nadie puede poner en duda lo legítimo de la victoria 4-0 del Bayern Munich, su club, sobre el Barcelona, imaginar que en el partido de vuelta, mañana en el Camp Nou, los catalanes recurrirán a metodologías non sanctas para supuestamente desconcentrar a los jugadores muniqueses, sólo puede caber en una mente afiebrada o en una muy mala persona, independientemente de que existe la posibilidad de que algún compañero de Lionel Messi se salga de las casillas.

Es que no hay antecedentes de malas artes en los futbolistas del Barça, fuera de algunas contingencias de algún partido. Además de la excelencia futbolística de muchas temporadas, los jugadores del equipo español vienen demostrando conductas irreprochables.

Como bien hubiera dicho y escrito el gran Arturo Jauretche, Beckenbauer no es ni más ni menos que un “profeta del odio”.