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En un partido que rozó lo ridículo, donde ambos equipos casi no patearon al arco y donde dejaron en claro que lo que menos les importaba era intentar ganar, Banfield y Central, como no podía ser de otra manera, igualaron 0-0 en el sur. La explicación para semejante fiasco es muy sencilla: con el punto que lograron, los dos evitaron la promoción y se aseguraron su permanencia en Primera división. Eso sí, el fútbol argentino sumó una página más a los históricos Boca-Oriente Petrolero, RiverArgentinos o el último Uruguay-Argentina por las Eliminatorias mundialistas. Una vergüenza.
No pasaron ni cinco minutos para comprobar lo que cualquiera podía sospechar de antemano. Que en un pacto tácito de no agresión, Banfield y Central no iban a hacer ningún esfuerzo en la búsqueda de la victoria. Sacaba el arquero Gaona, Ferrari jugaba con Carbonari, que alargaba para Talamonti, que se la devolvía a Carbonari, que tocaba con Daniel Quinteros, que la volvía a jugar con un central, que... Así hasta que la pelota caía en los pies de un jugador de Banfield y la secuencia se repetía con otro protagonista.
A medida que transcurrían los minutos, el panorama se tornaba más patético, ya que el partido ni siquiera tenía infracciones... De situaciones de riesgo, ni hablar. Tanto que lo más peligroso de la noche fueron dos tiros desde la mitad de la cancha de Walter Jiménez y José Luis Sánchez que casi sorprenden a Julio Gaona.