Obligado a ganar, River recibe al boliviano San José de Oruro, aún con chances, pero inmerso en una grave crisis, por la sexta y última fecha del Grupo 6 de la Copa Libertadores de América, con tres equipos en disputa para clasificarse a los octavos de final. El único que ya está clasificado es el Tigres de Monterrey, con 11 unidades, mientras que el peruano Juan Aurich suma 6 y detrás están River y San José, ambos con 4, pero el equipo argentino tiene mejor diferencia de gol (-2) que su rival (-5).

El único que podría pasar sin depender de otros resultados es Juan Aurich, que recibirá a Tigres, equipo que viaja a Perú con muchos suplentes e incluso sin poder completar la nómina, según anunció, ya que tiene partidos importantes en el torneo azteca.

Si bien deberá aguardar lo que ocurra en Chiclayo y rogar que los suplentes de Tigres le arrebaten al menos un empate al local, River está forzado a obtener los tres puntos en el estadio Monumental. El equipo de Núñez puede clasificarse si gana por dos o más goles de distancia y Aurich iguala su encuentro. Pero los bolivianos lo tienen más difícil, porque tienen que derrotar al local y esperar una caída del equipo inca: un empate de Aurich obligaría a San José de Oruro a ganar al menos por 4-0 para reducir la diferencia de gol.

Al iniciarse este torneo, River asomaba como un candidato de fuste para ser campeón, pero insólitamente se complicó. El equipo de Marcelo Gallardo sólo perdió un partido (2-0 en la altura de Oruro), pero no pudo ganar ninguno de sus otros cuatro cotejos y sobrevivió a la eliminación con un increíble 2-2 ante Tigres, luego de ir perdiendo 2-0 hasta el minuto 86 en suelo azteca.

“Nosotros no vamos a ser responsables de si River se clasifica o no. Si la situación de River es delicada, no es responsabilidad de nadie sino de River. Cuando comenzó esto, River iba a ganar el grupo y los otros tres equipos iban a pelear por el segundo puesto. Bueno, la situación se revirtió”, opinó el técnico de Tigres, Ricardo Ferretti.

Del otro lado, San José acudirá al cierre del grupo, en medio de una feroz crisis económica, que provoca enredos insólitos, inclusive la renuncia de su entrenador, el argentino Néstor Clausen, que luego fue reconfirmado. Debido a los reclamos por la falta de pago de sus salarios, los jugadores demoraron el viaje a Buenos Aires y retrasaron su traslado en ómnibus a Cochabamba, donde hicieron la conexión a Buenos Aires recién en la madrugada del lunes, después de que la dirigencia del club se vio obligada a abonar los salarios de febrero en efectivo.

“Eso significa que van a llegar sin descanso al partido en el que contamos todavía con chances matemáticas de clasificar y así daremos mucha ventaja. La verdad es que no quiero comerme una goleada, pero mis dirigidos se equivocan”, advirtió Clausen.