Si la Argentina gana la Copa América y acaba con 22 años de sequía sin títulos será a través del fútbol ofensivo. Así lo desea el seleccionador Gerardo Martino, convencido de su idea pese a los nervios ante Colombia y al vértigo de estar cerca del objetivo. Esta noche, frente a Paraguay, en Concepción, en la segunda semifinal del torneo, puede dar un paso más rumbo a la meta.

Cuando Martino fue contratado por el Barcelona, muchos profanos se sorprendieron de que la maquinaria de ataque azulgrana quedara en manos de un técnico que se consagró con la defensiva Paraguay. Pero ya había sido campeón con Newell’s con este mismo estilo. Lo que hizo con la selección albirroja fue acomodarse a sus futbolistas, lo mismo que se aplica ahora con la Selección Argentina.

Difícilmente haya otro equipo en el mundo que acumule más y mejores delanteros y Martino lo explota con Lionel Messi, Sergio Agüero, Javier Pastore y Angel Di María en el once titular. En el banco esperan Gonzalo Higuaín, Carlos Tevez y Ezequiel Lavezzi, que serían titulares en cualquier otra selección.

“Argentina tiene una delantera de otro mundo”, dijo el domingo el paraguayo Nelson Haedo Valdez, palpitando la semifinal de esta noche. “Si Tevez jugara de 2, Higuaín de 6 y Agüero de 9, tendríamos un equipazo”, suele decir el técnico argentino. Mientras su predecesor, Alejandro Sabella, optó por una aproximación más conservadora que lo llevó a la final del Mundial de Brasil, Martino elige el atrevimiento.

Hasta el momento, la Argentina ha sido el equipo que más remates intentó en la Copa América, con 66 tiros, y tiene un 86,32 por ciento de precisión de pases, el mayor del torneo.

Como le gusta al técnico, Argentina domina la posesión de la pelota y es protagonista, con la única mancha del acierto ante el arco rival. Lleva además tres partidos sin recibir un gol y solo sufrió los dos de Paraguay en el debut, por lo que puede presumir de equilibrio, pese a que su planteamiento ultraofensivo le hizo pasar por dificultades ante la selección guaraní e incluso frente a Jamaica. El Paraguay de Ramón Díaz, que encontró los puntos débiles de la Argentina en la primera fase, será sin duda una prueba digna de una semifinal.

A Argentina le llueven los elogios y se lo espera en la final, pero no se puede soslayar el hecho de que estuvo cerca de caer en penales ante Colombia pese a haber sido superior en los 90 minutos.

Aunque la presión y los 22 años sin ganar un gran título, desde la Copa América de 1993, pesan, lo mismo que la indudable dificultad para definir los partidos, Martino defiende su fútbol, que tanto deleite causa, y no va a calificar el torneo en función sólo de que el sábado Messi, Javier Mascherano y compañía levanten el trofeo en Santiago. “Hay veces que se llega a lograr títulos, pero dejan muy poco. Ganar siempre es distinto a perder, pero yo no siempre veo la derrota como un fracaso”, piensa el entrenador.

Martino está convencido de que existe una violencia premeditada en contra de un equipo argentino al que unánimemente consideran superior al resto de los equipos, pero tiene muy en cuenta que Messi, Mascherano y Agüero juegan bajo la amenaza de una tarjeta amarilla, que en caso de ver otra estarían perdiéndose el sexto partido de la Copa, en el mejor de los casos la final del sábado en Santiago. La diferencia de nombres valida el grado de preocupación en un equipo y otro, tanto como la incidencia del arbitraje. El que más tiene para ganar, también tiene más para perder.

ARGENTINA: Romero; Zabaleta, Garay, Otamendi, Rojo; Biglia, Mascherano, Pastore; Messi, Agüero, Di María.

DT: Gerardo Martino.

PARAGUAY: Villar; Valdez, Da Silva, Aguilar, Piris o Samudio; D. González, Aranda, V. Cáceres, E. Benítez; H. Valdez, Santa Cruz.

DT: Ramón Díaz.

Estadio: Municipal Ester Roa (Concepción).

Arbitro: Sandro Ricci (Brasil).

Hora: 20.30.

TV: Canal 7.