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Las Leonas consiguieron el pasaje a los Juegos Olímpicos de Río 2016 una semana atrás, cuando el conjunto coreano se impuso a Bélgica por penales en una de las semifinales de la Liga Mundial. De esa manera se liberó una plaza, que se sumó al cupo que había dejado Brasil al incumplir los pedidos solicitados para los anfitriones por la Federación Internacional de Hockey y el Comité Olímpico Internacional. De esta forma, con las semifinales que habían alcanzado las chicas en la primera etapa de la Liga Mundial disputada en Valencia, consiguieron la clasificación a los Juegos. Horas antes de subirse al avión rumbo a los Juegos Panamericanos, Página/12 conversó con Macarena Rodríguez, la capitana del elenco, sobre sus posibilidades reales en Toronto

–¿Cambia el objetivo de los Panamericanos con la presencia asegurada en los próximos Juegos Olímpicos?

–No cambia. Siempre dijimos que íbamos a buscar la clasificación a (la Liga Mundial de) Valencia y si no era ahí apuntábamos al primer puesto en los Juegos Panamericanos de Toronto. El objetivo siempre es igual, por ahí lo que cambia es la situación y los motivos. Hoy estamos más tranquilas al haber conseguido la clasificación y lo que intentaremos es crecer como equipo, practicar algunas cosas que tenemos que mejorar y poner la cabeza en foco para lo que se viene más adelante. Al no tener esa presión, una juega diferente y supongo que servirá para que el cuerpo técnico pueda plantear distintos sistemas y ponerlos en práctica.

–¿Jugarán con más tranquilidad, entonces?

–Sí, la verdad que saber que ya estamos adentro de los próximos Juegos Olímpicos te da un alivio. Todas seguimos el partido entre Corea y Bélgica y vimos el empate a último momento. Ahora vamos a Toronto a buscar la medalla de oro, pero con otro espíritu.

–¿Cómo fue clasificarse sin jugar, siguiéndolo por la televisión?

–Es duro verlo desde afuera y una quiere ganarlo en la cancha. En realidad, una vez que pasamos a Estados Unidos en Valencia ya prácticamente sabíamos que estábamos adentro. Faltaban algunas cosas, pero por números, al estar entre los primeros cuatro del ranking, se presumía que nos alcanzaba.

–¿Cómo están Las Leonas en este momento?

–Bien, la verdad que la gira por Valencia estuvo muy buena a nivel grupal, fuimos creciendo partido a partido. Es un grupo relativamente chico, con chicas jóvenes que por ahí no tienen mucha experiencia internacional, pero logramos amalgamarlo. Estamos unidas y tiramos para el mismo lado a partir de un objetivo en común, dejando de lado lo individual. Eso se logró en Valencia, al margen de que no hicimos podio y alcanzamos el cuarto puesto.

–¿Se siente el recambio con la salida de Luciana Aymar y la lesión de Carla Rebecchi?

–Obviamente que cualquier recambio genera un impacto en el equipo. Pero son cosas que pasan. Todos los equipos viven estos procesos y uno tiene que tener la capacidad de adaptarse. Las más grandes tratamos de inculcarles a las más chicas la experiencia que tenemos en diferentes torneos. Claro que no se tiene a Lucha (Aymar), que te resolvía muchas situaciones, pero existen otro tipo de jugadoras y hay un juego más colectivo. Se intenta jugar de otra forma y eso lleva su tiempo, mucho entrenamiento.

–¿Cómo vive la previa de los torneos con la confirmación de que será la capitana del equipo?

–Siempre dije lo mismo: la verdad que es una responsabilidad tener la cinta de capitana, pero me siento igual que antes. No me creo ni más ni menos. Como jugadora, al ser una de las más grandes (37), me permito dar ciertos consejos y de hecho siempre lo hice. Soy una jugadora que trato de estar, tanto adentro como afuera de la cancha, bastante atenta a lo que les pasa a mis compañeras. Eso no me cambia y seguirá siendo igual. Intento que todas estemos bien y basarme sobre todo en mis compañeras.

–¿Cómo es el vínculo con el cuerpo técnico encabezado por Santiago Capurro?

–Como todo vínculo, cuando no te conoces con una persona al principio es como frío y eso lo tenés que ir trabajando. De a poquito nos fuimos conociendo todos. El a nosotras y nosotras a él. Lo habíamos tenido en otras situaciones, cuando Santi era asistente. En el viaje a Valencia, con él como entrenador principal, pudimos lograr una buena comunicación que ayuda a mejorar la relación. El se basó bastante en sus compañeros y hasta ahora lo ha hecho muy bien.

–¿Cómo toman el hecho de haberse convertido en un símbolo del deporte nacional?

–La verdad que no sé lo que piensa la gente. De lo que puedo hablar es de los seguidores que te dejan mensajes en las redes sociales, que te siguen y realmente te alientan, no solamente cuando te va bien. Eso te da la pauta de que para ellos somos referentes y es gratificante. Lo que pretendemos siempre es dejar a la Argentina en lo más alto en cada competencia y damos todo por lograr ese objetivo. Pero es un juego, un deporte, y a veces eso se logra y otras veces no. Lo importante es que la gente valora el sacrificio y el esfuerzo que hacemos y por eso el seguimiento. Creo que nos ven como modelos.

Entrevista: Leonel Lenga.