Sobre el ring legendario del Madison Square Garden de Nueva York, el rosarino Matías Vidondo (foto) se convertirá esta noche en el cuarto boxeador argentino que habrá de pelear por el campeonato del mundo de los pesados. Enfrentará a 12 asaltos y con televisación por Space desde las 22, al noqueador cubano radicado en Miami Luis Ortiz en una pelea en la que estará en juego el título interino de todos los pesos de la Asociación Mundial que denomina de esta manera marketinera a lo que en verdad, no es más que el primer puesto de su ranking.

Por eso, hay que tomar con pinzas este combate. Porque de ninguna manera se lo puede poner en pie de igualdad con la incomparable topada de 1923 entre Jack Dempsey y Luis Angel Firpo. Tampoco, con los dos antecedentes inmediatos (Joe Frazier y Oscar Bonavena en 1968 por una versión del título pesado que reconocía el estado de Nueva York y cuatro más y Francesco Damiani-Daniel Netto en 1989 por el campeonato de la Organización). En estos tres casos, estaba en disputa la totalidad de la corona.

Hoy, en cambio, sólo se expondrá una porción innecesaria. La Asociación ya tiene entre los pesados un supercampeón, el ucraniano Wladimir Klitschko y un campeón regular, el uzbeco Ruslan Chagaev quienes además están plenamente activos. No hay razón, entonces, para sancionar un interinato que no sea la voracidad comercial y la total falta de escrúpulos deportivos de la entidad con sede en Panamá, acaso la menos creíble de las cuatro que tratan de regir el negocio del pugilismo mundial.

En lo estrictamente deportivo, no parecen muchas a priori, las chances que le asisten a Vidondo. De 36 años, con un record de 20 triunfos (18 antes del límite) 1 derrota y 1 empate y a punto de recibirse de médico, apostará al poder de su mano en frío en los primeros asaltos para sorprender a Ortiz, cuyos números también son para respetar: 22 triunfos consecutivos, 19 por fuera de combate. Será, seguramente, una pelea de trámite breve y explosivo. Quien meta la primera mano fuerte, ganará y se llevará una corona que alguna vez valió mucho y hoy vale casi nada.