Como sucedió el año pasado en Chile, los entrenadores argentinos vuelven a dominar el fútbol continental: cinco de las ocho selecciones que van a disputar los cuartos de final de la Copa América Centenario cuentan con técnicos de esa nacionalidad.

De los seis argentinos que arrancaron el certamen, sólo uno no sigue en competencia y ni siquiera está más en su cargo. Después de quedar eliminado con Paraguay en la fase de grupos, Ramón Díaz presentó su renuncia tras haber asegurado que estaba muy conforme con la actuación de sus dirigidos. “El equipo está creciendo y me voy muy satisfecho con el rendimiento de mis jugadores”, dijo el entrenador en rueda de prensa, menos de diez horas antes de su dimisión.

Los otros cinco que comenzaron siguen en competencia, repitiendo el número de Chile 2015: Gerardo Martino, con Argentina; Juan Antonio Pizzi, con Chile; José Pekerman, con Colombia; Ricardo Gareca, con Perú; y Gustavo Quinteros, con Ecuador.

Por cómo quedaron determinados los cruces, las semifinales podrían estar teñidas de albiceleste en los banquillos, tal como sucedió el año pasado, cuando la Argentina de Martino eliminó al Paraguay de Díaz y la Roja de Jorge Sampaoli dejó en el caminó al Perú de Gareca.

Esta vez, el único duelo entre compatriotas en los cuartos será mañana en East Rutherford, cuando se midan Colombia-Perú. En Chile 2015, Pekerman tuvo un duelo similar con Martino, cuando Argentina se impuso por penales a Colombia y determinó su despedida del torneo.

Además de la debacle de Paraguay, los cambios más notorios entre un torneo y otro son los de Ecuador y Chile, uno por rendimiento y otro por tener un entrenador diferente.

Después de despedirse en la primera ronda en 2015, Ecuador por fin pudo cortar la racha de eliminaciones prematuras que se extendía desde Bolivia 1997 al avanzar a los cuartos en la Centenario. Sin embargo, para Quinteros no fue sorpresa. “Es muy distinto. En ese momento había que consolidar una idea y yo lo dije antes del torneo. Ahora la idea está consolidada, así que estamos ilusionados en jugar bien y, de esa manera, lograr un buen resultado”, explicó el técnico argentino nacionalizado boliviano.

Para Pizzi, el listón alto dejado por Sampaoli con el único título de la historia de Chile en la competición, resultó un problema, tanto con los aficionados como con la prensa. Por eso, la clasificación del martes significó un desahogo. “Valoramos esta victoria por la situación, por el entorno y por las presiones lógicas que traemos todos y porque sabemos que vienen etapas complicadas”, señaló el entrenador de Chile.

Lo paradójico es que el resultado exitoso de los entrenadores argentinos resulta un logro muy menor para el seleccionador albiceleste, presionado para cortar la sequía de 23 años sin títulos que arrastra el equipo nacional. “Ojalá esta sea la vencida porque es lo que todos deseamos”, expresó Martino. “Tengo toda la percepción de que el ganar un campeonato les sería de mucha ayuda a los futbolistas porque además es algo que ellos siempre expresan esta cuenta pendiente que sienten”, admitió el entrenador que el año pasado perdió la final de la Copa América ante su compatriota Sampaoli.