DEPORTES › RIVER Y BOCA DIRIMEN EN
EL MONUMENTAL AL FINALISTA DE LA COPA LIBERTADORES DE AMERICA

El clásico que parte en dos al país futbolero, esta noche

No se habla de otra cosa. No se espera nada más. En el Monumental, con público local, el juego arranca con un gol de diferencia a favor de los visitantes. Si gana River por un gol, hay penales. Si empatan, pasa Boca.

DEL 1-0 PREVIO A LA MISTICA
Qué favorece a Boca

1 El gol de diferencia. No se puede soslayar el hecho de que Boca llega con una ventaja: la victoria por la mínima diferencia en la Bombonera. El gol de Schiavi les asegura a los visitantes la clasificación hasta que River consiga descontarlo. Durante toda esta semana previa, los locales celebraron el no haber perdido en la Bombonera por una diferencia mayor. Esta sensación de alivio de los riverplatenses desaparecerá esta noche cuando Héctor Baldassi indique el comienzo del encuentro, cuando la pelota esté rodando y el equipo de Astrada se encuentre con que su camino a la final es cuesta arriba.

2 La actitud. No sería novedoso que Boca salga a la cancha a cuidar lo que ya consiguió en el primer encuentro de la serie. La pregunta es cómo, de qué manera lo hará. O elige esperar a River para intentar aniquilarlo de contraataque –éste sería el desarrollo de partido que seguramente imagina Astrada– o bien Boca sale a buscar el partido desde el arranque, con la tranquilidad que le otorga el marcador. “Vamos a salir a ganar, como siempre lo hace Boca, en todas las canchas”, aseguró ayer Nicolás Burdisso.
3 La mística. Con Carlos Bianchi como entrenador, Boca disputó tres veces la Copa Libertadores y esas tres veces se proclamó campeón. Si esta noche pesará esa historia es algo que habrá que ver. Por ahora, lo único seguro es que la experiencia y la tranquilidad parecieran estar del lado de los boquenses. Este grupo de jugadores ha luchado siempre por cosas importantes y ante rivales jerarquizados, y, aunque en varias oportunidades arrancó como punto, como por ejemplo ante el Milan de Shevchenko y Maldini en Tokio, volvió a su casa vencedor. También la suerte pareciera estar a favor de los Bianchi: desde 1966, Boca y River jugaron 20 encuentros por la Libertadores, Boca ganó 9, River 5 y empataron 6; dos de esos partidos fueron un día 17, y en los dos el que se impuso fue Boca.

4 El dilema arbitral. Después de la cuestionada labor del árbitro Claudio Martín, Boca puede estar más tranquilo al respecto. El hecho de que Baldassi se haya recluido en un campo para, según dice, no influenciarse, habla de presiones ya existentes. ¿Podría algún hombre de negro volver a perjudicar a Boca como lo hizo Martín? Cabría pensar que no, aunque aún quede por ver cómo reaccionará el árbitro cordobés ante las exigencias que le impondrán y le harán sentir los hinchas locales.

5 La posibilidad de los penales. Después de un enigmático entrenamiento a puertas cerradas, el del martes, Bianchi levantó la veda a la prensa y ayer todos los periodistas presentes presenciaron la práctica en la Bombonera. Fútbol informal y jugadas de pelota parada se llevaron la mayor parte del tiempo, pero la atracción principal fue el último ejercicio: ejecución de penales. Con Bianchi como conductor, Boca derrotó por esa vía al Palmeiras, en la final del 2000, al Cruz Azul, en la final del 2001; al Milan en Tokio en 2003 y, este año, al Sao Caetano en la definición del pase a semifinales, en cancha de Racing.




DE LA LOCALIA A LOS NOMBRES
La ventaja de River

1 La localía. Las teorías modernas, ayudadas por ciertas estadísticas, tienden a hacerle creer al espectador que la condición de local ya no tiene influencia en el resultado. Y es cierto que, acaso, no guarda el mismo grado de incidencia que, por ejemplo, en las copas de los años 60, cuando se jugaban menos partidos y éstos tenían otra significación, pero en un partido de las características del de esta noche, que genera tanta o más tensión que una final del mundo, la condición de local, y en las condiciones en que está planteada, es un punto a favor de River. Que la hegemonía de las tribunas pueda conducir a un estado de ansiedad que termine complicando el desenvolvimiento del equipo es una eventualidad, pero de menor peso en el gran fresco del partido.

2 El viento a favor. River, es indudable, viene ganador. En el último mes, especialmente después del superclásico por el Clausura, el equipo adquirió un grado de confianza excepcional –porque le aparecieron variantes que le dieron resultados– que lo convierte en candidato: porque, pese a haber perdido la semana pasada en la Bombonera, dejó la sensación de haber sido un equipo que cerró el 0-1 cuando quiso y terminó haciendo mejor negocio. El plantel parece venir en agrande, de allí la posibilidad de jugar con línea de tres en el fondo, y siente que remontar la diferencia es tan posible como probable.

3 Las herramientas del triunfo. Si durante mucho tiempo se supuso que era imposible desentrañar la forma de ganarle a Boca, River demostró en el primer partido en la Bombonera que desenterró ese secreto, jugando mejor y superándolo; y volvió a mostrar, el jueves pasado, cómo cerrar los caminos que conducen al arco de Lux. Así que, ya sea que el equipo de Bianchi decida apostar a la ventaja que atesora y apostar al contraataque, o elija un protagonismo poco frecuente, el conjunto local sabrá como pararse adecuado a las circunstancias. River está obligado a buscar la victoria, y le parece una aventura asequible.

4 Los nombres. El plantel, el cuerpo técnico, los dirigentes y los hinchas de River están convencidos de que, nombre por nombre, el equipo de Núñez es más que su archirrival. Es cierto que perdieron a Gallardo y Garcé para esta revancha y Boca sólo a Cascini, pero suponen que Montenegro puede erigirse en el conductor que precisa el conjunto para arrinconar a Boca contra su arco. Planteado en el duelo individual –Maxi López contra Schiavi, Cavenaghi con Burdisso, Ameli contra Tevez o Mascherano con Vargas– sienten que corren con ventaja. Que después se reproduzca en la cancha, es otro cantar: pero la confianza inicial puede obrar muy a favor en la justa nombre por nombre.

5 El fútbol. Los dos equipos entendieron, tal como se advirtió en las declaraciones públicas de los últimos días, que este partido se gana en el juego y no en la fricción, se decide en el lance y no en la guapeada. En ese terreno, River se ve favorito aunque haya perdido a Gallardo. Por lo que pueden generar Mascherano, Lucho González, el propio Coudet, Montenegro y López. En ese terreno, se ven superiores.

Producción: Facundo Martínez
y Pablo Vignone

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