DEPORTES
Los futbolistas se tiran en contra de los promedios
El sistema que determina los descensos está en la picota después de lo que sucedió con Talleres y con Rafaela. A los jugadores les parece “totalmente injusto”.
La pérdida de la categoría de Talleres de Córdoba y Atlético de Rafaela, dos equipos de campaña aceptable en el último torneo Clausura que terminó una semana atrás, puso de vuelta sobre el tapete el meneado tema de los promedios para determinar el descenso, una medida adoptada dos décadas atrás con la inconfesada intención de proteger a los equipos denominados grandes, y que hoy concita el desagrado de la mayoría del mundo del fútbol.
Oficialmente, los promedios sirven para evitar que una sola mala campaña mande al descenso a un conjunto, promediando las actuaciones de las últimas tres temporadas. Pero si algo demuestra la ridiculez de la situación, es el hecho de que el equipo que terminó tercero en el último campeonato haya perdido la categoría. Eso fue lo que sucedió con Talleres.
El domingo 20 de junio, el conjunto de Juan José López venció 3-2 a River en Córdoba, consolidándose en la tercera posición del torneo Clausura que había liderado durante las primeras fechas. Una semana después, River salió campeón; dos semanas más tarde, el domingo, los cordobeses perdieron la categoría, al caer en la Promoción contra Argentinos, motivando la ira injustificada de sus hinchas.
Al término del partido, el héroe de Argentinos, Jorge Quinteros, que señaló tres de los cuatro goles con que el equipo de La Paternal venció en los partidos de ida y vuelta a Talleres, puso en palabras lo que la mayoría de sus colegas futbolistas piensa: “Los jugadores no queremos los promedios –aseguró Quinteros–. Lo que pasó con Talleres es una verdadera injusticia. ¿Cómo puede ser que un equipo que sale tercero, que clasifica para las copas internacionales (Sudamericana y Libertadores), se vaya al descenso mediante esta reglamentación? Sería hora de que los dirigentes se replantearan cambiar estas cosas”.
Quinteros fue más allá para sintetizar el pensamiento de los futbolistas: “El promedio es injusto y la gran mayoría de los jugadores no está de acuerdo con eso –reveló, antes de preguntarse–. Si yo voy a otro club y hago las cosas bien, ¿qué culpa tengo si los que estuvieron antes no hicieron una buena campaña? Es totalmente injusto.”
La tabla de rendimiento de la temporada muestra que Talleres terminó en el sexto lugar, y que Rafaela lo hizo en la 15ª posición, sumando los mismos puntos que Independiente. De no haber existido los promedios, no habrían siquiera jugado la Promoción: en ese caso, de acuerdo con la tabla –que suma los puntos obtenidos en el Apertura 2003 y el Clausura 2004, como si fuera un único torneo largo a la manera de los viejos campeonatos de AFA– los que habrían debido jugar el repechaje eran Olimpo de Bahía Blanca y Gimnasia.
Que los promedios no evitan nada lo demuestra otro detalle: Chicago y Chacarita, que se fueron al descenso directo por el sistema de promedios, también lo habrían hecho al viejo estilo, porque fueron los dos equipos que menos puntos sumaron en la temporada.
Curiosamente, los jugadores en general no están en contra de la Promoción, que le agrega un sabor adicional al campeonato y permite, como en este final de temporada, que hayan ascendido cuatro equipos a Primera. La Promoción puede continuar, con los equipos clasificados en las posiciones 17º y 18º de la temporada de Primera enfrentando a los de la B Nacional.
Una de las víctimas de la violencia desatada el domingo a la noche en Córdoba fue el intendente de esa ciudad, Luis Juez, simpatizante de Talleres y cuyo automóvil fue atacado. “Yo sufrí una pedrada y me bajé y hablé con la gente, les dije: ‘Muchachos, nos fuimos a la B, pero hay que saber ganar y perder’”, relató el dirigente, que atribuyó el sistema de promedios a “la poca transparencia que hay en el país”.
Dijo Juez: “No quiero hacer política de esta cuestión, pero este tema de los promedios tiene que ver con la poca transparencia que hay en este país y esto permite que algunos puedan negociar, que se pueda especular. En los países serios, los cuatro que van punteros o los cuatro que ganan, van a una copa, el segundo va a otra y los cuatro últimos van al descenso”.