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Por primera vez, las autoridades del Turismo Carretera contemplan la abolición de la figura del acompañante, una de las tradiciones de la popular categoría del automovilismo argentino. Aunque no será compulsiva, los dirigentes piensan en la posibilidad de dejar que los pilotos que tengan objeciones morales para arriesgar una vida más puedan correr sin acompañante con una compensación a determinar, que sería lastrando el coche para equiparar los pesos. Pero esa alternativa inclinaría, tarde o temprano, a todos los pilotos a competir sin el acompañante, dadas las indudables ventajas deportivas que implica. En caso de prosperar la medida, que podría aplicarse a partir de la próxima temporada, será la segunda gran tradición que el TC abandona, después de haber dejado las carreras en ruta en 1997.
El tremendo accidente de la carrera de Rafaela, el domingo, que afectó a varios acompañantes y que dejó en coma al del piloto Emanuel Moriatis, Walter Jakowzuk, reavivó la polémica pero encontró esta vez una respuesta distinta de los dirigentes. “Como dirigentes no podemos soslayar el tema –aceptó el presidente de la Asociación Corredores Turismo de Carretera, Oscar Aventín–. Si la del acompañante es una tradición del TC, también lo era la ruta. Y no podemos ser tan necios como para negar que se corre el doble de riesgo con dos individuos arriba de un auto de carrera. Vamos a hacer una consulta entre todos los pilotos, que voten en forma secreta, para saber si quieren seguir corriendo con acompañantes o no”, prometió el dirigente.
La discusión sobre la utilidad del acompañante, la figura que nació con los albores del TC cuando se cubrían largas distancias de un tirón y se precisaba un mecánico a bordo para solucionar inconvenientes, es de larga data, pero la actualidad del TC le dio otro perfil. “Un acompañante tiene hoy un rol más importante que hace diez años –explica Patricio Di Palma, piloto de TC–. En casos como el mío, directamente es el sponsor. Pero en otros casos, si no pone dinero directamente, ayuda a buscar sponsors o te compra las gomas.”
La acompañante de Di Palma, Mariana Vassalli, es la dueña de la empresa que es el principal sponsor del piloto de Torino. “Ella solventa la mayoría de los gastos, pero creo que si no pudieran correr más, no se retiraría del automovilismo, y continuaría apoyándome. Sin embargo, no sé si en todos los casos sería igual.” Es muy probable que en los pilotos con números superiores al 30, que hacen un enorme esfuerzo para reunir el dinero para correr y, en muchos casos, son determinantes para la presentación del auto.
“El que quiere seguir corriendo con acompañantes, que siga haciéndolo –sugiere Aventín–, pero no podemos obligar al que no quiera hacerlo. Por eso, estudiaremos la manera de compensarlo.” La manera más lógica sería obligar a los pilotos que elijan correr sin acompañante a cargar en el auto un lastre adicional equivalente al peso de un acompañante.
Pero esa medida supondría una ventaja adicional. “Si yo puedo disponer el lastre, lo coloco sobre el piso, bajando el centro de gravedad del coche, antes que tener a un acompañante a 30 o 40 centímetros sobre el piso”, explica el piloto de Arrecifes. La ventaja puede resultar tan obvia como para ser adoptada por todos los que puedan darse el lujo de prescindir del acompañante.
Hugo Cuervo, titular del Lincoln Sport Group, el equipo que tuvo que tirar a la basura el Ford que tripularon Moriatis y Jakowzuk en Rafaela, se mostró partidario de la idea de usar el lastre como compensación. Todo indica que, por ese camino, los acompañantes de carne hueso serán, en poco tiempo, una especie en vías de extinción.