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En la semana, Alfio Basile amagó con renunciar a la dirección técnica de Colón, pero sus jugadores le respondieron. Primero, cuando le pidieron que no se vaya. Y ayer, cuando le dieron una gran alegría al vencer 3-0 a San Lorenzo con goles de Darío Gandín, Freddy Grisales y Gerardo Bedoya, con una buena actuación.
El “shock eléctrico” que pretendió dar Basile con su supuesta renuncia y con el paso atrás ante el pedido de los jugadores para que no se vaya, pareció haber surtido efecto. Es que Colón salió decidido a revertir la imagen de equipo apático que lo venía acompañando en los primeros juegos. Con Estévez, que desbordaba por derecha; con Gandín, que martirizaba a los centrales con su gambeta; con Grisales, muy inteligente para encontrar los espacios vacíos; y con Moreno y Fabianesi, siempre dispuesto a dar una mano en defensa y en ataque, el conjunto santafesino marcó claras diferencias desde el inicio y a lo largo de todo el encuentro.
Por más que en el arranque se veía superado en el trámite, San Lorenzo también se las ingeniaba para generar sus chances de peligro. No necesitaba tener tanto la pelota, pero igualmente complicó a Tombolini con un remate de Luna y otro de Romagnoli, además de una gran maniobra colectiva que Barrientos no definió bien por demorarse. Claro que el problema del equipo de Veira estaba desde la mitad de la cancha hacia atrás, donde no conseguía afirmarse. Por eso, el tanto de Gandín no sorprendió, ni por el trámite ni por la manera en que llegó. El delantero corrió casi treinta metros sin que ningún defensor atinara a cerrarlo, hasta que sacó un derechazo al primer palo que se clavó en el ángulo.
El impacto se sintió por partida doble. Es que Colón se fortaleció en su ánimo y ganó todavía más confianza, mientras que San Lorenzo se desordenó y perdió presencia. Y en medio de esa confusión de los visitantes, los santafesinos volvieron golpear, con una gran maniobra colectiva que Grisales definió con un derechazo cruzado para colocar el 2-0. Pese a algún intento de San Lorenzo, Colón manejó el ritmo a su antojo, más allá de que bajó la dinámica de los primeros minutos. Y para el cierre a toda orquesta, otra gran jugada de conjunto culminó con el gol de Bedoya, para darle a Basile la respuesta que pretendía de sus jugadores.