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1 El recambio. River sufrió la partida de muchos jugadores luego de obtener el torneo Clausura. En ese sentido, los que llegaron para esta nueva temporada aún no han podido construir una estructura de equipo sólida. Este plantel ha quedado diezmado en cuanto a la capacidad técnica de los futbolistas. Muchos de los jóvenes que permanecen en el club, si bien mantienen condiciones para explotar en el futuro, no poseen hoy la trayectoria de los que ya no están.

2 La inestabilidad. Desde la primera fecha, ante Colón, se pudo apreciar que a este equipo le resultaría más difícil encontrar la regularidad que tuvo en el pasado certamen. Aquel triunfo por 3-2 ante el conjunto santafesino evidenció que el camino sería muy complicado.

3 Mucha improvisación. El entrenador Leonardo Astrada, a partir de lesiones, ausencias o suspensiones, tuvo que tomar la decisión de que varios jugadores ocupen lugares que no son los habituales para ellos. Tuzzio jugó en los dos puestos de marcador central y Luis González se movió tanto por la derecha como por la izquierda del mediocampo, por citar los casos más destacados.

4 Problemas defensivos. Las múltiples variantes que soportó River en su última línea provocaron que el equipo perdiera demasiados puntos. El mayor inconveniente fue en el juego aéreo, donde los rivales encontraron la vía para llegar al gol.

5 Un arquero inseguro. Más allá de que Costanzo fue el encargado de ocupar esa posición, no ha transmitido serenidad al resto de sus compañeros. Si bien efectuó acciones positivas, su falta de confianza generó la reprobación de los hinchas, quienes en gran medida reclamaban la presencia de Germán Lux. De todas maneras, Costanzo todavía mantiene el respaldo total del director técnico.

6 La falta de conductor. Cuando todos esperaban que la reaparición de Marcelo Gallardo simplificaría el andamiaje de River, el ex jugador del Mónaco francés no pudo convertirse en el gran estratega. Entre imprecisiones y falta de resto físico, Gallardo aún no consiguió recuperar el nivel que había exhibido en su anterior etapa.

7 La ausencia de un goleador. Como Fernando Cavenaghi fue vendido a Rusia, River no pudo tapar esa ausencia con el resto de los delanteros que quedaron. El buen momento de Maximiliano López en el final del Clausura, y también en la gira de pretemporada, no tuvo continuidad y ahora el delantero ni siquiera está entre los suplentes. Además, Salas tampoco pudo explotar en toda su dimensión, y el físico no le permite exigirse a fondo.

8 La confusión interna. Las declaraciones de Astrada luego de la derrota ante Almagro generaron malestar entre los futbolistas. Si bien la charla con los jugadores se mantuvo en el vestuario, el hecho de que el técnico lo hiciera público no fue bien visto por los hombres más experimentados. No es casualidad que Gallardo no haya coincidido con las palabras de Astrada en aquella caída y tampoco el último domingo ante San Lorenzo.

9 La incertidumbre del futuro. Como en cada final de año, las versiones sobre partidas y llegadas comenzaron a circular por los alrededores del club. Para colmo, entre los que se irían se encuentran varios titulares. Inclusive, el propio Salas dio a entender ayer que existe la posibilidad de que rescinda su préstamo que vence a mediados de 2005 y se despida a fin de este año. Esa es una muestra más de la falta de claridad que existe en la institución.

10 La interna política. Los malos resultados provocan nerviosismo en cualquier institución, pero en River todo se dimensiona al extremo. Esta racha negativa que envuelve al plantel hizo reaccionar a las distintas agrupaciones, que aprovecharon para aparecer con afiches y volantes. Las elecciones serán a fines del año próximo, y el mal presente futbolístico expande las diferencias entre los dirigentes, para agregarle aún más desconcierto al ambiente.