[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

En un pobre partido, San Lorenzo venció anoche por la mínima diferencia a Boca y se adjudicó el pentagonal de verano que jugaron los equipos grandes del fútbol argentino. Con el 1-0, sumó 10 puntos, producto de la victoria de anoche y triunfos sobre River 3-0 y Racing 1-0, más un empate sin goles ante Independiente, terminando el certamen con el arco invicto. Boca y Racing juntaron 5 puntos, River 3 e Independiente 2.
El partido se volcó rápidamente a favor de San Lorenzo, porque cuando no se jugaban siquiera diez minutos, la apertura del marcador operó en función del juego que mejor juega el conjunto del Bambino Veira, lo que el entrenador llama “el contragolpe ofensivo”.
Era la primera situación de riesgo que generaba el equipo de Boedo, y que uno de los pupilos dilectos de Veira, el chico Jorge Drovandi, capitalizó con pericia. La jugada nació con un pelotazo frontal que Adrián González le puso al delantero entre Schiavi y Calvo, a sus espaldas. El “hombre bala”, como lo bautizó el técnico, enfrentó el cierre de Abbondanzieri y lo desairó con un toque de zurda, al segundo palo, al gol.
Casi que sin merecerlo, San Lorenzo se ponía en ventaja y abría el librito que más memorizado tiene, el que le sugiere regalar campo y pelota, replegarse detrás del mediocampo y operar desde el refugio con los espacios a favor, en el mano a mano.
Literalmente: le pasó el rompecabezas del partido a Boca. Y el equipo de Benítez, con Donnet presunto conductor, no supo cómo resolver el desafío. El volante no pudo generar fútbol suficiente como para volcar el trámite y a esa altura los auriazules precisaban darlo vuelta, porque aún con el empate San Lorenzo se quedaba con la copa. Le había puesto un pelotazo magnífico a Palacio cuando estaban 0-0, pero el palo terminó salvando a Ramírez cuando el arquero se daba por vencido.
Lo que Boca intentó construir no produjo entusiasmo en sus hinchas. Tuvo el empate Cagna tras un corner, pero su disparo se fue muy cerca del palo. Sin embargo, el partido no podía escapar de la tónica tradicional de este torneo (en diez partidos hubo tres 0-0 y dos 1-1): escaso vuelo, poca sucesión de pases acertados, mínima cantidad de situaciones de riesgo. Benítez quiso probar los últimos 20 minutos con el chico Escalada buscando mayor claridad, para que la fórmula no fueran solamente los centros para Palermo. Pero el conjunto no rindió ni pudo cambiarle el sino a un encuentro que precisaba más de su protagonismo para resultar entretenido, ya que a San Lorenzo, ya con Messera y Coudet en la cancha, ya nada lo preocupaba.