A pesar de la goleada 0-5 ante River, Oscar Ruggeri sigue aferrado al cargo de director técnico de San Lorenzo. Si bien perdió consenso entre los principales directivos, el apoyo del presidente Rafael Savino y, sobre todo, la decisión política de no tener que pagar tres técnicos de manera simultánea, sostienen al entrenador en su puesto. Al menos, por el momento. Eso sí: para seguir, deberá hacerse de la limpieza del plantel, que probablemente arrancará con Osmar Ferreyra y Claudio Husain.

La permanencia de Ruggeri como técnico se debe a una cuestión meramente económica. Cuando todavía se le está pagando parte del contrato de su gestión anterior y también se le sigue abonando a Gustavo Alfaro, Savino no está dispuesto a tener que afrontar una nueva deuda con un entrenador. Y como Ruggeri no pretende renunciar, la única salida posible es el despido, con el consiguiente gasto. El vínculo de Ruggeri hasta junio del año que viene asciende a 360 mil dólares, más un plus de 50 mil por la clasificación a la Sudamericana, certamen que el propio de DT aseguró que “no sirve”. “Yo me siento con fuerzas para seguir y sacar esto adelante”, fue el discurso de Ruggeri tras la caída en el Monumental. Una muestra concreta de que no está dispuesto a dar un paso al costado y resignarse a cobrar todo su contrato. Pero mientras no se resuelve la salida de Ruggeri, los dirigentes ya están pensando en el día después. Por esa razón hubo sondeos con Leonardo Astrada, aunque el preferido del presidente es Miguel Russo.

Para sumar más problemas, los hinchas ya le sacaron el apoyo. En una encuesta en la página del club, el 80 por ciento votó por la salida del entrenador. El malestar de los hinchas con Ruggeri fue en aumento, en relación con los malos resultados que fue cosechando. Tras la salida de Gustavo Alfaro en la cuarta fecha del Clausura, el ex capitán de la Selección Argentina se hizo cargo del equipo y debutó con una victoria en la Bombonera. Con una campaña irregular en lo que restaba del certamen, que apenas le alcanzó para arañar el último cupo en la Copa Sudamericana, toda la expectativa estaba focalizada en el Apertura.

No arrancó mal el torneo, pero la goleada 7-1 ante Boca provocó el primer cimbronazo. Luego, por más que llegó a acercarse a la punta, malos resultados, planteos mezquinos y tres derrotas consecutivas dejaron a San Lorenzo muy lejos de la punta. Fue entonces cuando la prioridad pasó a ser la Copa Sudamericana, en especial después de la buena producción ante Santos y el primer partido ante Toluca. Sin embargo, en cuatro días, todo se derrumbó. Primero llegó la derrota en México, con una actuación muy pobre que significó perder todas las chances en el único objetivo que quedaba en el semestre. Y el domingo, otra goleada para la historia lo dejó al borde de la salida aunque, por el momento, resiste.