DEPORTES › OSVALDO ARDILES SERA EL NUEVO ENTRENADOR DE RACING
Merlo ya tiene quien lo reemplace
La verdadera historia de la salida del técnico campeón se develó ayer. El gerenciador Fernando Marín tuvo más en cuenta los negocios de la empresa que las decisiones de Merlo, y eligió al cordobés por su seriedad y sus contactos en Europa.
Por A.D.B y P.V.
A las 19.41 de anoche, Fernando Marín, presidente de Blanquiceleste SA, la gerenciadora de Racing, anunció:
“El nuevo técnico de Racing será Osvaldo César Ardiles”.
Pero le habían soplado la primicia. Quince minutos antes, por Radio Rivadavia, Blanca de Ardiles, la madre del ex-campeón del mundo en 1978, decía:
“Estoy muy feliz porque mi hijo será el técnico de Racing. Me lo dijo hace dos días”.
El martes. Reinaldo Merlo había renunciado el miércoles a la noche. “La verdad es que me costó mucho tomar la decisión. Esto es como cuando una pareja se separa”, afirmó ayer cuando se despidió del plantel. Lo que ocultaban sus palabras lo exclamaba el fastidio de su rostro. Merlo no tomó la decisión, sino que la tomaron por él. No le dejaron más margen de maniobra que una salida presuntamente honrosa. Esta historia es una fábula de lo que sucede cuando los negocios dominan los resortes del fútbol.
Esas últimas 48 horas fueron cruciales para que Merlo analizara la posibilidad del alejamiento. Por un lado, el entrenador se encontró solo en su lucha por conformar el plantel, y por el otro, Marín había perdido la confianza en el hombre que le dio el título después de 35 años.
“Hace diez, doce días que hablamos con Ardiles” –reconoció anoche Marín por TV–. “Es un técnico que le va a aportar a Racing seriedad, dedicación full-time y que puede poner a Racing marketinera y deportivamente en un lugar de expectativa internacional.”
Tres semanas atrás, Merlo advirtió a su entorno que creía cercano su salida de Racing. En la intimidad, el técnico admitía sentir haber perdido peso ante la dirigencia, especialmente ante Marín. Cuando terminó el Clausura, le dio una lista de jugadores al gerenciador. “Que los refuerzos no sean otros que los que están allí” pidió. La lista incluía a Sebastián Romero, Alejando Lembo, Julián Maidana, Mariano Herrón, Federico Domínguez, Lucas Pusineri, Diego Rivero, Luis González, Ezequiel González, Damián Manso, Angel Morales, Luciano Figueroa, Martín Mandra, Farías, Sosa y el uruguayo Richard Morales. Hasta el miércoles, sólo Maidana había llegado de ellos. Ayer, en TV, Marín anunció que habían inscripto a Sebastián Romero, entre trece refuerzos distintos. “¿Qué club puede darse el lujo hoy de traerse 13 futbolistas?” se preguntó el empresario.
Un rato antes había elogiado a su ex-empleado:
–A Merlo le estaré agradecido toda mi vida. Es un hombre honesto, con un estilo frontal, casi brutal.
Ese estilo respetable fue lo que le reventaba del entrenador. Especialmente cuando, desde México, y a través de los diarios que seguían la gira de Racing, Merlo se quejaba de que los refuerzos que llegaban -Cuenca, Morigi, Marchant, Pumar...– no era ninguno de los que él había pedido.
–Como presidente de Blanquiceleste tengo una responsabilidad distinta a la de un dirigente de fútbol: tengo que cuidar los activos del clubinsistió ayer.
En Escobar, Merlo repetía como una letanía:
–Con Marín no coincidíamos en el proyecto final.
Los activos son los jugadores que Merlo había “colgado”, mandándolos a entrenar en el predio Tita Mattiussi, en Avellaneda, mientras él entrenaba al plantel en Escobar. Jugadores como García, Ramos, Loscri, Arce, Castillo...
–Esos jugadores bajaron de categoría porque Merlo decidió no tenerlos en cuenta –explicó Marín, sin tapujos–. No se puede hacer esto porque se le quita cotización a los activos. Y esta es una responsabilidad que tenemos que cuidar mucho. Se dieron de baja ocho préstamos que estaban para renovar: que den de baja a 14 jugadores de un plantel campeón perjudica mucho y si la exigencia del técnico es de traer otros 14 de primera línea.... La gota que rebalsó el vaso de Merlo fue el pase de Gonzalo “El Pejerrey” Belloso, delantero de Lanús.
–Me podrían haber consultado –se quejó ante los medios. Intimamente intuía que la contratación era parte de una maniobra.
–Acabemos con eso de los jugadores que pidió el técnico –contratacó anoche Marín –porque si no, parece que los jugadores que no pide no tienen categoría.
Existen dos motivaciones para contratar jugadores. Para elevar el nivel futbolístico del equipo, o para mejorar su cotización y cederlo más tarde. Una motivación es deportiva. La otra es comercial. La primera estrategia puede tener en cuenta o no el negocio. La segunda lo tiene como norte. Esa diferencia parece ser el nudo de esta cuestión. La falta de coincidencia en los proyectos de la que se quejaba Merlo.
–La verdad es que no coincidimos en el proyecto con Marín –insistía el ex entrenador de Racing–. Esto es como una pareja que se separa. Los motivos personales por los que me voy me los guardo para mí. Les pido que me entiendan, es un día muy difícil para mí.
–Fue una decisión consensuada, no hubo ni renuncia ni despido. La separación de Mostaza es una prueba de adultez –definió ayer Marín. Leída entre líneas, la declaración es concluyente.
Ardiles se encontraba ayer de vacaciones en Marbella, España, y por estas horas está viajando hacia el país. El cordobés será presentado al plantel antes del encuentro ante Huracán, pero en el banco de suplentes estará sentado Miguel Angel Micó, entrenador de la tercera. Junto a Ardiles estarán Ricardo Julio Villa como ayudante de campo, y Emilio Nicolás Commisso –que jugara en River junto a Merlo– como técnico alterno.
Racing inscribió ayer, cablegráficamente, a varios jugadores. Entre ellos, Cristian Riquelme, el hermano de Juan Román, uno de los preferidos de Ardiles. Y también, por fin a Sixto Peralta, un jugador por el que Marín insistía ante Merlo, que no lo había incluido en su lista. Peralta jugó toda la temporada pasada en el Ipswich Town, en la Premier League inglesa. ¿Quién pudo haberlo visto jugar todo el torneo, sino el propio Ossie?
–Mostaza tiene las puertas abiertas en este club –aseguró Marín.
–Ojalá me salga un trabajo pronto porque mi vida es el fútbol y, desgraciadamente, no puedo vivir sin él –señaló Merlo, de todo corazón.
La moraleja de esta fábula queda a cargo del hincha.