Como hace cuatro años, pero en aquel momento para definir la Copa Intercontinental, Boca se verá las caras con el Milan, ahora en la final del Mundial de Clubes. Con dificultades parecidas a las que Boca tuvo ante el Etoile, aunque con algo menos de susto, el equipo italiano superó 1-0 al Urawa Red Diamonds, con un gol del holandés Clarence Seedorf y confirmó la definición que todo el mundo se imaginaba. Solidez en defensa e individualidades desequilibrantes son las dos virtudes más importantes que mostró el campeón europeo, más allá de que no brilló y que no pareció un adversario inaccesible para Boca.

Cuatro años atrás, Milan se presentaba ante Boca con la misma base que actuó ayer. Dida, Gattusso, Pirlo, Seedorf y Kaká volvieron a ser titulares como aquella vez, mientras que Ambrosini e Inzaghi habían ingresado en el segundo tiempo. En tanto que Cafú y Maldini, ayer integrantes del banco de suplentes, habían arrancado entre los iniciales ante el equipo de Bianchi. Por el contrario, el único sobreviviente en Boca es Battaglia, ya que Vargas, en el banco hace cuatro años, no podrá estar por haber sido expulsado ante los tunecinos.

La diferencia de este equipo de Carlo Ancelotti con aquel que cayó en los penales es el dibujo táctico. A los dos delanteros de 2003 (Shevchenko y Tomasson), con un cuadrado en la mitad de la cancha (Gattusso-Pirlo más atrás, Seedorf-Kaká más adelante), el técnico lo modificó por un esquema con un solo punta (Gilardino o Inzaghi), dos enlaces (Kaká, Seedorf) y una línea de tres mediocampistas, dos de contención y uno más suelto (Gattusso, Ambrosini y Pirlo). Este sistema lo vienen utilizando desde el año pasado, a partir de la salida de Shevchenko, y es el que le permitió llegar al título en la Champions League.

Con ese rompecabezas, el único delantero juega bien metido entre los centrales, ya sea para aguantar la pelota para la llegada de los volantes o para resolver por su cuenta. Y por ese motivo, Kaká y Seedorf tienen mucha libertad para llegar al área rival, como lo demostraron en el tanto ante el Urawa, que llegó tras un desborde por izquierda del brasileño y un toque de zurda en el borde del área chica del holandés. La capacidad de estratega y la pegada de Pirlo permiten que sea el conductor del equipo, por más que juega retrasado, casi como un clásico volante central.

Atrás, como siempre, el arquero es Dida. Delante tiene una línea de cuatro defensores, con dos laterales que pasan seguido al ataque. Ante los japoneses, por derecha jugó Oddo, con menos proyección y manejo que Cafú, pero con más marca que el brasileño. Y del otro lado, el checo Jankulowski es el dueño del puesto, un zurdo de muy buena pegada y capacidad ofensiva. Por el centro, el líder de la defensa es Nesta, acompañado por el georgiano Kaladze, una zaga que garantiza fortaleza en el cuerpo a cuerpo y un buen juego aéreo. El histórico Paolo Maldini perdió terreno, aunque ante los japoneses entró en el segundo tiempo.