Abucheado, criticado y prácticamente defenestrado, Ronaldinho se encuentra ante un futuro negro en Barcelona, donde el ruido de sables tras la derrota en el clásico ante el Real Madrid puede acabar arrastrando también al entrenador, Frank Rijkaard. ¿Es el final de una época?

Hace un año, Rijkaard y Ronaldinho estaban en la cresta de la ola, en la cabeza de la Liga y como reinantes campeones de Europa. Parecía que por delante quedaban aún muchos años de éxitos. Sin embargo, las cosas se volvieron del revés. El Real Madrid es ahora un equipo sólido, talentoso y hambriento, mientras que el Barcelona ha emprendido un descenso a los infiernos de la autocomplacencia y la apatía.

Los dos hombres más próximos a las llamas son Ronaldinho y Rijkaard. Fuera o no una decisión política, la apuesta del técnico por el brasileño en el clásico contra el Real Madrid, después de una semana de especulaciones sobre su titularidad, fue una jugada fallida.

“Lastre”, “alma en pena”, “náufrago” o “ex crack” fueron algunos de los calificativos que dedicó la prensa española al delantero, que está lejos de ser el jugador que deslumbró entre 2004 y 2006, cuando el Barcelona logró dos títulos de Liga consecutivos y una Champions League.

Ronaldinho terminó el clásico silbado por los hinchas azulgranas. El desencanto con el jugador es tal que fue abucheado en el aeropuerto de Barcelona, poco después del clásico, antes de tomar el avión que lo trajo a Brasil.

“Los tiempos de Ronaldinho han pasado”, escribió El País, pese a que el atacante apenas tiene 27 años. El futuro parece en manos del mexicano Giovani Dos Santos o del español Bojan Krkic, dos hambrientos adolescentes surgidos de las inferiores del Barcelona. “¿Por qué Bojan sólo jugó 9 minutos?”, se preguntó Sport. Y la respuesta apunta a Rijkaard. El técnico “se acobardó”, aseguran los comentaristas, y decidió poner en el equipo titular a Ronaldinho y el portugués Deco, dos pesos pesado, con los que, en la arena política, difícilmente pueden competir los jóvenes o el islandés Eidur Gudjohnsen. La hinchada le reclama mano dura en el trato con las estrellas, especialmente con Ronaldinho.