Casi en coincidencia con las nuevas –que de algún modo o casi de todos modos son viejas– declaraciones de Manuel Contepomi respecto de lo que podría leerse con generosidad como inoperancia de dirigentes del rugby argentino, aparece la designación de Hugo Porta, ex capitán, medio apertura y pateador de Banco Nación y de los seleccionados nacionales, como representante argentino ante los máximos organismos internacionales, en reemplazo de Carlos Tozzi, uno de los pocos buenos entre los ex jugadores y ex árbitros que ocuparon lugares de decisión.

Pareciera que la misión inmediata casi excluyente de Porta será la de fogonear la participación permanente del combinado argentino en alguno de los más importantes torneos internacionales. Sea el hasta ahora de Tres Naciones del Hemisferio Sur (Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda) o el hasta ahora de Seis Naciones del Hemisferio Norte (los cuatro británicos –Escocia, Irlanda, Gales e Inglaterra–, Francia e Italia).

No solamente es de esperar que se descarte la primera posibilidad, dado que prácticamente todos los rugbiers internacionales argentinos juegan en Europa, por lo que desplazarse hacia el sur no solamente para jugar, sino también para su preparación es una alternativa que sería un engorro, sino también que en el caso de que se viabilice el ingreso al Seis Naciones sea sin condicionamientos, salvo los que puedan serles exigidos a las otras selecciones. Y que Porta pueda manejarse libremente y sin el habitual merodeo de falsos influyentes –los del saquito azul, pantalón gris, corbata de Los Pumas, escudito en la solapa y otro cosido al bolsillo del blazer– que ya deben estar haciendo cola para viajar y jetonear.