A tres etapas del final, el Dakar 2010 no está para nada definido, porque el líder Carlos Sainz tuvo una mala jornada, con varias pinchaduras, que le hicieron perder la mitad de la ventaja que le llevaba a su compañero de equipo, el qatarí Nasser al Attiyah, quien no afloja. Sainz se encuentra a tres etapas de tomarse la revancha por lo sucedido el año pasado, cuando abandonó por un vuelco en Fiambalá (Catamarca), accidente que lo privó de un seguro triunfo, pero no puede sentirse tranquilo todavía.

Probablemente más consciente de los riesgos del Dakar, Sainz tomó sus precauciones este año. El español tuvo una primera semana de carrera cómoda, sin mayores complicaciones. Durante nueve etapas, acabó seis veces segundo, dejando a Al Attiyah y al francés Stephane Peterhansel (BWM) pelearse por las victorias (tres cada uno).

El martes ganó la etapa a Santiago de Chile, pero ayer volvió a penar. “Fue un mal día, salió todo mal”, indicó a su llegada a San Juan, explicando que sufrió dos pinchazos que poco a poco fueron dejando sin aire los neumáticos hasta que no tuvo más remedio que detenerse para cambiar las gomas.

Más reconfortado terminó Al Attiyah, consciente de que la carrera está totalmente abierta, y que las dunas de El Nihuil, mañana, podrían darle un vuelco rotundo a la competencia. “Cuatro minutos y 28 segundos no son nada y trataremos de darlo todo durante los tres días que quedan”, dijo el qatarí, que llegó a salirse del camino chocando contra un árbol, aunque sin consecuencias para su máquina.

El tramo final, unos 20 kilómetros de ríos secos plagados de piedras que pusieron a prueba la resistencia de los neumáticos, fue lo más complicado de la etapa, según Al Attiyah. “Carlos está nervioso”, aseguró.