Miércoles, 5 de enero de 2011 | Hoy
DEPORTES › ASí TRABAJAN LOS QUE CORRIGEN LA RUTA DEL DAKAR A úLTIMO MOMENTO
Lejos de la efervescencia del rally y del vivac, el denominado equipo de apertura desempeña una misión indispensable para poder garantizar la salida de cada etapa. El rally apenas ha llegado a Jujuy, pero ellos ya cruzaron la Cordillera y dejaron atrás Iquique...
En el Dakar hay un número uno. Aunque invisible en la lista oficial de participantes, no cabe ninguna duda de que cruzará la meta en Buenos Aires antes que los pilotos oficiales de Volkswagen o BMW. Al volante de este 4x4 que luce el nº 1 viaja Jean-Pierre Fontenay, ex ganador del Dakar en 1998, acompañado de un ex copiloto profesional, Stéphane Le Bail. En compañía de otro coche y de un camión, forman el denominado equipo de apertura, encargado de explorar el terreno y verificar la exactitud del road book, trazado tres o cuatro meses antes por los equipos de reconocimiento.
“Viajamos con cinco días de ventaja sobre el pelotón y cada noche enviamos modificaciones al road book que se utiliza a continuación para completar la versión inicial y que son posteriormente notificadas a los pilotos”, cuenta Fontenay. Normalmente, las modificaciones se derivan de la diferencia entre las condiciones climáticas de la fase de “reconocimiento” y las de la carrera: “Por ejemplo, las fuertes lluvias caídas provocaron el desborde de ríos, haciendo desaparecer algunas rutas. En ese caso debemos prever un desvío. También puede darse que, debido a las condiciones climáticas cambiantes, un peligro que había sido clasificado como de nivel 1 tenga que ser reclasificado al nivel 2”.
En total, para las pruebas especiales recorridas a una velocidad que tranquilamente los clasificaría entre los 50 primeros –pues deben acercarse al máximo a las condiciones en las que manejarán los participantes, para afinar sus precisiones– Fontenay y Le Bail transmiten una decena de comentarios cada noche, si bien el número puede ser más copioso.
Sobre el trazado, a veces acondicionan el terreno para alertar a los pilotos por partida doble de las zonas peligrosas o de los tramos sensibles a nivel medioambiental: “Por ejemplo, en caso de un peligro de nivel 3 (el nivel de vigilancia más elevado), lo que hacemos es colocar una marca al borde del camino para que los pilotos y copilotos no se vean sorprendidos”.
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