Miércoles, 5 de enero de 2011 | Hoy
EL PAíS › EL CONFLICTO EN EL TEATRO COLóN SE REACTIVó CON LA SUSPENSIóN DE VEINTICINCO TRABAJADORES
El jefe de Gobierno porteño descalificó la protesta del personal del coliseo en reclamo de aumentos salariales. Varias causas judiciales se acumulan contra la gestión PRO: desde despidos injustificados hasta la pérdida de objetos de arte.
Por Werner Pertot
Mauricio Macri empezó el año con un conflicto. Sostuvo que en el Teatro Colón hay un “grupo minúsculo, cuasi mafioso” que “comete desmanes”. El jefe de Gobierno salió así a defender una joya preciada para su campaña, sobre la que pesa una serie de causas judiciales. Por “grupo cuasi mafioso” se refería, en realidad, a los trabajadores del coliseo porteño que desde hace meses reclaman por las condiciones edilicias y por la falta de aumento salarial y a los que el gobierno PRO respondió con 25 suspensiones. Los últimos 17 telegramas llegaron el 30 y el 31 de diciembre, como un bonito regalo de Año Nuevo. “Esto no va a ser un teatro de esclavos. Si se mantiene esta situación, la temporada 2011 no va a comenzar”, advirtió el delegado de ATE, Máximo Parpagnoli.
Como informó Página/12, la gestión PRO sobre el Colón viene acumulando fallos en contra y medidas cautelares en el fuero contencioso y un proceso penal por la desaparición del bastón de oro de Puccini, entre otros objetos de valor. Diversos jueces debieron resolver sobre la separación de 278 empleados, sobre la integración del directorio –al que nunca se sumó al representante de los trabajadores–, por el traslado apresurado de archivos y bienes, que fueron dejados en contenedores y a la intemperie. También por una licitación cuestionada de los pisos de los escenarios, que ya mostraron ser defectuosos al punto de que los bailarines de ballet sufrieron lesiones. El juez Juan Vicente Cataldo ordenó que se hicieran reparaciones cuando observó las maderas rotas y los pisos englobados.
A esta situación, el gobierno macrista sumó un conflicto gremial que viene in crescendo. Los músicos del Colón venían haciendo conciertos en la calle para reclamar por una mejora salarial y por el acondicionamiento de diversos sectores. La última escalada se inició cuando el directorio suspendió a un empleado, lo que desencadenó una serie de medidas de fuerza que dieron por tierra con el final de la temporada 2010. El director del Colón, Pedro Pablo García Caffi, que repartió sanciones a diestra y siniestra, fue repudiado ayer por el coro del Teatro Argentino de La Plata, que él dirigió en 2000 y 2001. Los cantantes señalaron que su paso por allí se caracterizó por “amedrentamientos, maltratos y autoritarismo”. “Hubo pedido de sumarios y sanciones por parte de García Caffi para los representantes elegidos por el Coro Estable y se confeccionaron listas negras de trabajadores”, informaron. A la mesa de negociación el macrismo incorporó a Jorge Rey, el ex interventor de la Obsba, la obra social de los municipales. En su primera aparición ante los trabajadores, confesó que del Colón sabía poco y nada. Luego les atribuyó la responsabilidad del estado del lugar a los delegados.
Macri, en tanto, respaldó a su director y la separación de “500 empleados que se habían acumulado indebidamente durante años por la mala política”. El líder de PRO volvió a cuestionar al juez Guillermo Scheibler por un fallo en contra de su gestión. “Este juez causó un enorme daño, porque les consiguió un amparo para que 80 vuelvan al teatro”, se ofuscó el procesado jefe de Gobierno. “La excelencia del Colón no es solamente un edificio, sino la forma en que están organizados los recursos humanos y que tiene que ser un equipo de profesionales al servicio de la comunidad”, propuso Macri. “Y no que un grupo minúsculo, cuasi mafioso, hiciese lo que quisiese. Se los suspendió y están en una actitud belicosa. El Teatro Colón es de los vecinos y no de estos señores”, se quejó.
De los sancionados, ocho son delegados a los que se les impide actualmente el acceso al teatro. La junta interna presume que van a ser más los sancionados, hasta llegar a un total de entre 40 y 60. Entre ellos, está Parpagnoli. “Sería bueno que el jefe de Gobierno tome alguna actitud más positiva. Es gracioso quién lo dice: un hombre que está procesado por espionaje, tiene desde hace una década una causa por contrabando y formó la UCEP para desalojar indigentes”, retrucó el delegado de ATE. “Ahí tiene que resolver su contradicción: o somos un grupo minúsculo o realmente peligra la temporada”, ironizó.
“Durante los últimos meses del año lo único que recibimos de García Caffi fueron agravios, insultos, criminalización de la protesta”, cuestionó Parpagnoli y señaló que incluso existieron intimidaciones telefónicas. “Hubo un conato hace un par de meses de gente que recibía llamadas. Preguntaban por Fulano y colgaban. Si llega a volver a ocurrir, vamos a ir a la Justicia”, advirtió. El 16 de febrero, cuando se reanuden las actividades, habrá una asamblea general. Parpagnoli recordó que “el diálogo nosotros no lo rompimos. Ellos patearon el tablero. Vamos a exigir interlocutores válidos. No queremos más provocadores profesionales. Si Macri no tiene los cuadros, es un problema de él. Que los busque”.
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