Martes, 23 de octubre de 2012 | Hoy
“Chávez se drogó, se dopó o como lo quieran llamar. Ensució al boxeo y el apellido de su padre. Si quiere la revancha, que se haga los análisis y peleamos”, desafió Maravilla. “Si él cree que la segunda vez que estuve en la lona (en el último round) fue por una caída legítima, ahí se puede ver todo lo que sabe de boxeo, porque fue una infracción más grande que una casa y el árbitro (Tony Weeks) no me iba a contar después de una falta. Fue una insensatez lo que dijo –agregó el quilmeño–. Si él quiere que busquemos un culpable es porque quiere justificar lo injustificable.” Luego recordó ese último, increíble round en Las Vegas: “Un combate es como un libro: tiene introducción, nudo y desenlace. Y en ese final no iba a terminar retrocediendo, iba a terminar buscando el triunfo por nocaut, y cuando uno intenta atacar probablemente se va a la lona. Pero me levanté”, explicó en referencia a las caídas que hicieron peligrar su triunfo. “Como le dije a Chávez, no le gané el combate porque gané los once rounds; le gané porque me levanté y eso es muy difícil. Lamento que el corazón de varios se haya puesto a mil pulsaciones, mi intención era dar lo mejor.” De todas maneras, insistió con la idea de una posible revancha, que podría llevarse a cabo el año próximo: “Como ya le dije, que se haga los controles de sangre y orina y peleamos cuando quiera”.
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