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Está muy bien que se haya difundido el contrato de Carlos Bianchi por los medios. Sería aún mejor que los dirigentes permitieran hacerlo de modo sistemático. Los clubes son sociedades civiles sin fines de lucro que deben capitalizar sus ingresos. Y si difunden sus obras, si a los socios se les informa –aunque no siempre– sobre sus balances, ¿por qué razón no debería conocerse el acuerdo económico y las condiciones de trabajo de un director técnico?

Daniel Angelici se ofendió, habló de un enemigo íntimo en Boca, afirmó que abrirá un sumario administrativo y hasta cuestionó el hallazgo periodístico. “No entiendo cuál es la noticia”, se preguntó. Más insólita, aunque se comprende por la proximidad política de los personajes, resultó la declaración del jefe de Gobierno porteño: “Esto fue una agresión al presidente del club para complicarle la vida y su relación con el técnico, más que al propio técnico”.

Durante los tres mandatos de Macri en el club (1995-2007) y sus sucesores Pompilio, Ameal y Angelici, este cronista pidió que se le diera información de contratos vigentes con diferentes empresas. La respuesta, de manera invariable, fue siempre la misma: “Existen cláusulas de confidencialidad”. Del que firmó Bianchi y se reflejó en los medios (las tres primeras páginas) no se desprende aquella cláusula. De modo que el episodio no podría tener derivación judicial.

El presidente oculta una parte de la verdad cuando dice: “En el club no hay secretos, si no fuese por la inseguridad se publicarían todos los contratos”. La inseguridad estaba adentro de Boca y no es la que él menciona. Quizás un dirigente de peso o un empleado jerárquico le provocó esa zozobra filtrando el contrato. O quizá fue mérito del periodista que se procuró la copia del millonario acuerdo con Bianchi. O se combinaron ambas cosas.

Angelici cuestiona la noticia porque se divulgó un convenio de cifras obscenas para el fútbol argentino. Y no importa que vincule al club que recibe los mayores ingresos con el técnico más ganador de su historia. Ya había sucedido algo parecido con el renegociado acuerdo de River y Ramón Díaz a fines del año pasado por cifras bastante menores. La noticia es que se conoció lo que el presidente de Boca hubiera preferido ocultar. Y lo interpretó como una operación política en su contra. Debería subir todos los contratos a la página oficial del club como declaró. Sería un aporte a la transparencia.

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