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Desde Belo Horizonte

Argentina es uno de los equipos que han ganado sus cuatro partidos en el Mundial, de la misma forma que Colombia, Holanda y Bélgica, pero todavía no termina de mostrar convicciones firmes para ser considerado un candidato serio. A pesar de que su historia lo ubica directamente entre las grandes potencias, en esta Copa en Brasil sigue ofreciendo síntomas de inestabilidad. Si bien cuenta con el agregado de Lionel Messi, el único capaz de revertir una situación adversa, el rosarino no ha podido tener la ascendencia futbolística que ha mostrado en España, debido a que el equipo no consigue agregarle audacia a su fútbol.

Suiza quedó atrás por una gran combinación entre el propio Messi y Di María, cuando el final estaba cerca y los penales podían deparar lo inesperado. El punto radica en que el juego no respalda a un plantel con una gran riqueza técnica y los momentos de incertidumbre que se exhiben durante los partidos no se pueden esconder.

El entrenador Alejandro Sabella no termina de definir su postura para ir en busca del tercer título mundial. El primer duelo ante los bosnios quedó marcado por la formación conservadora, ante un rival que participaba por primera vez en una Copa del Mundo. Ese fue el reflejo de lo que prioriza el conductor en su idea personal, algo que contrasta mucho con el pensamiento general de los futbolistas. Lo que ocurrió el martes último ante Suiza, con la posición en la que fue ubicado Ezequiel Lavezzi, no terminó de resultar positivo para el equipo, y mucho menos para el propio jugador.

La chance de sumar un volante de creación para aportar en el circuito ofensivo todavía no fue puesta a prueba. Entre los que están en condiciones de hacerlo figura Ricardo Alvarez, quien podría convertirse en una especie de enlace, quitándole responsabilidad en el armado de la jugada a Messi, para que éste pueda explotar en los último metros. La alternativa es Augusto Fernández, que si bien es un mediocampista derecho natural, tiene vocación y aptitud para formar parte de la ofensiva. De Enzo Pérez se puede esperar más despliegue y menos inventiva.

El partido ante Suiza permitía especular que el equipo necesitaba tener la posesión de la pelota, sobre todo en el tiempo suplementario, cuando los suizos la dominaban con más facilidad. En ese sentido, Messi habló luego del cansancio que tenían durante la prórroga, justamente cuando el escenario era propicio para que ingresara alguien con aquellas características. Si bien los problemas físicos de algunos obligaron a cambios que no estaban contemplados, no se buscó una respuesta desde lo espiritual para llegar a desnivelar.

Argentina se ha transformado en un equipo que apuesta más al contraataque, y por ese motivo le ha costado tanto ganar los encuentros ante Irán y Suiza, que son dos equipos que también prefieren esperar en su terreno para ver la respuesta del rival. Cuando el adversario fue Nigeria, un conjunto que a pesar de algunas carencias técnicas no tuvo complejos en jugar hacia adelante, fue cuando el seleccionado nacional se pudo lucir un poco más, y hasta el momento fue donde se vio su mejor exposición. Precisamente, cuando eso ocurría, Sabella le dio descanso a Messi e inmediatamente se notó que el control del juego pasó a ser de los africanos.

En el duelo del debut ante Bosnia se dio la particularidad de que apareció un gol en contra en los primeros minutos, e hizo cambiar rápidamente el desarrollo. Pero por cómo se presentaron ese día los bosnios, y por lo que se apreció durante el partido, estaba claro que su intención también era la de recibir en su campo al rival para accionar en consecuencia.

Con cuatro partidos disputados, un poco más de 45 minutos ante los nigerianos fue donde Argentina desplegó su perfil más favorable. Con la mira puesta en los belgas, quienes tendrán el respeto lógico hacia una potencia, habrá que ver si el conjunto de Sabella también mantiene el mismo respeto por adversarios de menor rango, que terminan animándose por decisiones de la propia Argentina.