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El cúmulo de lesiones que se han sucedido en una temporada muy dura ha despojado al Mundial de un gran número de jugadores de importancia: los alemanes Mehmet Scholl y Jens Nowotny, los franceses Robert Pires y Christian Karembeu, el inglés Gary Neville, los italianos Demetrio Albertini y Gianluca Pessotto, los españoles Josep Guardiola y Sergi Barjuán, el belga Emile Mpenza y hasta Nelson Vivas y Eduardo Berizzo en la Selección de Marcelo Bielsa. Ayer se sumó una nueva baja a la lista: la del croata Igor Tudor, del Juventus, que será operado hoy de una distensión en el tobillo derecho y no podrá jugar el Mundial.
A menos de dos semanas para que expire el plazo de inscripción de los jugadores, los entrenadores cruzan los dedos, porque habrá pocos técnicos que no estén condicionados por las lesiones de hombres clave en sus equipos.
Si el técnico español José Antonio Camacho no podrá contar con dos de los jugadores que formaron parte de la columna vertebral del equipo en los últimos años, el alemán Rudi Voeller, o el italiano Giovanni Trapattoni, también tienen motivos para maldecir su fortuna.
Apurado por los sucesivos contratiempos, el seleccionador alemán no ha tenido más remedio que incluir en la convocatoria a Sebastián Deisler y Gerald Asamoah, recién recuperados de sendas lesiones.
El sueco Sven Goran Eriksson, técnico de Inglaterra, parece haber descartado definitivamente al lateral derecho Gary Neville, que se rompió un dedo del pie en la Liga de Campeones, y se resiste a hacerlo con David Beckham, pese a que sufre la misma lesión que su compañero del Manchester. Francia lamentó la ausencia de Robert Pires, que gracias a su buena temporada con el Arsenal había logrado el título de mejor jugador del año en Inglaterra, y a última hora cerró la polémica con Christian Karembeu.
La más sentida de estas ausencias, sin embargo, es la del mexicano Claudio Suárez, el jugador que más encuentros internacionales ha disputado en la historia –170 partidos–, quien se rompió el peroné a comienzos de abril.