Miércoles, 16 de enero de 2008 | Hoy
El suizo Roger Federer sumió en la más profunda de las desesperanzas a uno de sus colegas porque, tras ser aniquilado tenísticamente por el número 1 del mundo, Diego Hartfield llegó a una sola conclusión posible: para vencerlo, hay que matarlo. “No sé cómo se le gana. Hay que matarlo... Partirle una raqueta en la cabeza”, dijo Hartfield con la impotencia reflejada en el rostro tras el 6-0, 6-3, 6-0 que le asestó el suizo. “Es imposible, de la manera en que jugó hoy (por ayer), para mí es imposible. Intenté jugar mi tenis, creer que podía ganar, pero cuando empezás te das cuenta de que no. No puedo imaginar lo difícil que es enfrentarlo en césped, porque su slice es increíble.” Hartfield, 107º del ranking mundial, relató con detalle su calvario en la cancha, el imponente Rod Laver Arena. “Cuando entré al estadio era tan grande que ni siquiera sabía dónde ir, dónde estaba la silla”, dijo riendo. “Y eso que yo saqué muy bien. Le tiré slice, kick, al medio, a 200 por hora... Pero para él fue como si nada. ¡La vida es tan fácil para este muchacho...!” Hartfield no quiere ni imaginarse la posibilidad de medirse con Federer en Wimbledon. “No, no, no... En Wimbledon este pibe me arruina, me arruina. Con ese saque y ese slice, con esa derecha...”
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