Aníbal Carrillo Iramain es candidato a presidente del Paraguay por el Frente Guasú, la alianza formada para tratar de reconquistar el gobierno del desplazado Fernando Lugo. El diálogo tuvo lugar en la sede central del Frente Guasú, en Asunción. Afuera, en el calor asunceño, en los periódicos y los medios del “establishment” cada semana se siente que la derecha paraguaya y sus aliados lo que más temen ahora es que el Frente Guasú logre una respetable representación en el Parlamento en las elecciones del 21 de abril. Las crónicas reflejan el temor en su persistencia. Desde hace casi diez meses, Paraguay se debate entre el atropello constitucional del 22 de junio de 2012 y la certeza de que el golpe fue preparado años antes, aunque específicamente unas semanas previas, mediante una matanza de policías y campesinos, parte de la conspiración. La izquierda paraguaya y el Frente Guasú tienen como candidato a presidente a un experimentado militante, médico pediatra, Carrillo Iramain (cuya candidatura la oficializó Lugo en noviembre pasado). El Frente lo lidera el ex presidente Lugo.

Carrillo, con sus juveniles 54 años, dice: “Vengo de una conjunción de militancia social y militancia política. En la época estudiantil formé parte de los movimientos independientes. Tuvieron mucho auge por los años ’69 y ’70, cuando el movimiento universitario desarrolló una importante acción antidictatorial y también antiimperialista. Alcanzó una gran expresión durante la visita de Nelson Rockefeller (junio 1969), hecho que marcó acá en el Paraguay un momento político, breve pero intenso, de manifestaciones anti-Rockefeller y antiimperialistas, vinculadas también al apoyo que la dictadura recibía del norte, del imperio. Esa militancia estudiantil fue independiente. Posteriormente me acerqué al Partido Revolucionario Febrerista, que no era aceptado por la dictadura stronista. Fui secretario general de la Juventud Febrerista, secretario de Relaciones del partido, secretario de Organización y, al mismo tiempo, estaba en la militancia social. Cuando veíamos que el espacio político ofrecido por la dictadura era muy pequeño, se buscó ampliarlo a través de movilizaciones. Fue muy importante. Allá por el ’84, se logró el Movimiento de Clínicas, se llamó así, una larga huelga que aglutinó gente con reclamos de reivindicaciones salariales. De ahí se convirtió en una huelga y movilización de carácter político. Se inició con la consigna de ‘Aumentos ya’ y luego se modificó hacia una confrontación con la dictadura. Y a partir de ahí siempre tuve una combinación de militancia política y social, en el encuentro nacional, en el Movimiento popular Teko Jo Ja (hoy es el Partido popular Teko Jo Ja, que en guaraní significa vivir entre iguales), que tiene indudable horizonte socialista. Por otro lado, la militancia social tuvo diferentes etapas en el auge neoliberal. Se daba un proceso contra la privatización y logramos conformar un amplio espectro de alianzas político-sociales desde el centro hacia la izquierda. Se logró parar las privatizaciones. En el Paraguay hubo pocas privatizaciones aun en pleno auge neoliberal. Acá no afectó salvo en pequeñas empresas de fluviales que no tenían mucha envergadura. En realidad, fueron rematadas para dejar el campo libre a todo el sector del transporte privado fluvial que hoy es un negocio próspero. Pero en otras áreas como las telecomunicaciones, que era un objetivo para privatizar, se resistió, se logró evitar con una amplísima movilización. Estuvo entre las más importantes que yo recuerde. Durante diecisiete días se paralizó el país allá por el ’96. Hubo unos cincuenta mil compatriotas movilizados permanente. No se permitió circular por el país: eso logró detener el proceso privatizador. Esas son algunas ideas en cuanto a mi ubicación política. Desde luego hemos estado muy activos en la candidatura de Fernando Lugo, con el Movimiento popular Teko Jo Ja, que fue uno de los propiciadores e iniciadores del movimiento Fernando Lugo presidente 2008”.