ECONOMíA › PRONOSTICOS DE STANDARD & POOR’S PARA ARGENTINA

Clase media en el tobogán

Sus dictámenes ya no tienen la influencia de la época en que el Gobierno pagaba puntualmente la deuda, y por lo tanto Argentina palpitaba al ritmo del riesgo país. Sin embargo, los informes de Standard & Poor’s, una de las principales calificadoras internacionales de riesgo crediticio, sobre Argentina siguen marcando la pauta de cómo evalúan las perspectivas del país en los centros financieros. En su último reporte, SP pronostica un derrumbe del PBI argentino del 12 por ciento para este año. Peor aún, deja en claro que se profundizará el recorte del poder adquisitivo de la clase media, que deberá seguir ingeniándoselas para mantener sus niveles mínimos de consumo apelando a las “segundas marcas”.
El pronóstico de caída del PBI para este año se alinea con las proyecciones del Ministerio de Economía y se aparta de los números del Fondo Monetario, que vaticina un bajón del 16 por ciento. Pero, sea como fuere, contrasta con los números que manejan en SP para el resto de la región: para Chile se prevé un crecimiento del 2 por ciento; en México del 1,6 por ciento, y en Brasil de 1,3 por ciento.
Vista en su conjunto, SP sostiene que Latinoamérica no será durante el próximo año un mercado atractivo para el capital internacional: “Las débiles perspectivas económicas en la región derivadas de la volatilidad cambiaria y política y los bajos precios de ciertos commodities reducen las expectativas de crecimiento de la demanda de los consumidores para los próximos doce meses”, afirma.
Para el caso argentino en particular, SP explica que seguirá profundizándose la tendencia a la sustitución de productos de marcas reconocidas internacionalmente por “segundas marcas” –de menor calidad y precio–, una consecuencia inequívoca de la pérdida de poder adquisitivo de la clase media. “Standard & Poor’s espera que la participación de las segundas marcas se mantenga constante o aumente ligeramente, incluso si el crecimiento del consumo se reanudara antes de lo previsto”, explica el estudio. “La caída del ingreso disponible debido a los recortes salariales, el alza de la inflación, la tasa de desempleo que llegó a 21,5 por ciento a mayo de 2002, el congelamiento y la pesificación de los depósitos bancarios, han minado significativamente la confianza y el poder de compra de los consumidores”, describe el trabajo. Y agrega que “bajo este escenario los consumidores limitaron considerablemente sus presupuestos y cambiaron sus preferencias hacia productos de menor precio, fundamentalmente marcas propias y segundas y terceras marcas, concentrando su gasto primordialmente en los productos básicos”. Justamente, según SP, esta tendencia seguirá vigente, aun en el caso de que empezara a notarse cierta reactivación, como un manera de la clase media de resguardar niveles mínimos de consumo.

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