ECONOMíA › UN 41,8 POR CIENTO DE LOS EMPLEADOS QUE TRABAJA DE MAS
Con ocho horas, un millón de empleos
Por Claudio Scaletta
Si se respetase la disposición legal de la jornada laboral de 8 horas podrían generarse alrededor de 1 millón de nuevos puestos de trabajo. Esta es la conclusión de un estudio sobre el mercado laboral realizado por el Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). De acuerdo con la investigación, el carácter sombrío del panorama laboral va más allá de la elevada cifra del desempleo abierto. El trabajo en negro o “clandestino” alcanza al 48,5 por ciento de los que tienen empleo. En tanto que el 41,8 por ciento de los trabajadores padece el sobreempleo.
De acuerdo con datos del Indec, de los casi 7,5 millones de trabajadores solo poco más de 4,3 millones tienen jornadas laborales que se adaptan al máximo legal de 8 horas. El resto está sometido a jornadas más largas que, en casos extremos, llega o supera las 100 horas semanales. Esta última situación afecta a casi 50 mil trabajadores.
El grueso del sobreempleo, 32 por ciento (13,5 del total de trabajadores) se concentra entre quienes trabajan entre 45 y 49 horas semanales. Otro 28 por ciento (11,8 del total) trabaja hasta 64 horas, mientras que un 21 por ciento de los sobreempleados (8,9 del total) trabaja hasta 84 horas semanales. En algunos casos, los menos, se observa que frente a la sensible caída en el poder adquisitivo del salario, sobre todo en la franja de menores ingresos, quienes pueden optan por tener más de una ocupación. En esta franja se ubicarían quienes aparecen con jornadas laborales semanales de “hasta 100 horas o más”.
En términos de cantidad de horas excedentes el estudio de la CTA estima un piso semanal de 37,8 millones y un máximo de 49 millones. Si estos números se dividen por 45, la cantidad de horas de una semana laboral legal se llega al total de puestos de trabajo extra que se obtendrían: un mínimo de 840 mil y un máximo de 1,09 millón. Los empleos nuevos que podrían crearse están todavía lejos de representar una solución para la demanda de los más de 3 millones de desocupados, pero es claro que resultarían al menos un alivio.
No obstante, el trabajo de la CTA reconoce que resolver la desocupación no es tan simple como el mero incremento de la supervisión por parte de las autoridades laborales. El fenómeno es más complejo. Según el informe, “en un contexto de desempleo generalizado, el trabajador ocupado se ve transformado en un rehén que debe resignar sus condiciones laborales en función de preservar su trabajo”. A esto se agrega que en la ausencia de democracia a nivel de empresas se impide que los trabajadores encuentren formas de representación alternativa cuando los sindicatos que integran no los representan.
Aunque aceptada por la fuerza de la circunstancias, la ilegalidad manifiesta implícita en el sobretrabajo impago es una muestra más de quiénes son los que llevan el mayor peso de la crisis. Se trata de una situación similar a la verificada en los albores de la revolución industrial, cuando la tasa de ganancia de las empresas se incrementaba no solamente aumentando el plusvalor relativo, sino también el absoluto.